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RAICES Y ENTORNO DE LA PERSONALIDAD EN. 161 tud, pide a ésta que se revele contra todo lo fácil, incluso contra un deportismo despersonalizador y fácil simulador del deber cumplido, pero que está sin cumplir 11. Es en la juventud donde la personalidad comienza a fraguarse. El joven conservador es siempre un ser anacró nico, escribe Marañón. En la rebeldía contra el gesto fácil y estereo tipante es donde el individuo, dejando de ser masa impersonalizada, encuentra el principio básico de personalización. Y éste reside en esa negación a adaptarse a un ambiente hostil al desarrollo de la persona: en la lucha-contra por no ser uniformado. II .— PERSONALIDAD, MEDIO AMBIENTE Y GEOGRAFIA 1. La tierra: un factor del entorno de la personalidad Se ha afirmado que Marañón es resueltamente personalista. Yo comparto esta tesis en su totalidad, pues lo es: «Yo busco siempre al hombre, aun en el grande hombre, que suele ser tan poco humano; lo busco, porque creo que es, siempre, lo esen cial» 12. He aquí el móvil que da una explicación a su pasión de humani dad. En esta búsqueda, Marañón trató de descubrir aquellas realidades de tiempo y de lugar que hacen que el espíritu humano adquiera, en cuanto históricamente condicionado, unas manifestaciones debidas a estas circunstancias. Una de ellas es la tierra, ese top os geográfico en el que cada hombre nace, se desarrolla y muere: ejercita su existencia hasta que ésta se extingue en el tiempo para anegarse en la eternidad. La geografía, en tanto que factor del «entorno» —ser hombre im plica serlo en el mundo— , ejerce una poderosa influencia sobre el espíritu humano: amasa la personalidad. El factor geográfico, si lo entendemos «no como geología, sino como paisaje, no como fragmento del planeta, sino como casa y escenario de los hombres que sobre él habitan», constituye el dónde de nuestra existencia. Sitos —como se decía antes— o ubicados —como con talante ultramarino se dice aho- 11. Ver: El deber de las edades, III, 137-139. Cfr. mi artículo Deberes de naturaleza y deberes de civilización en el pensamiento de G. Marañón, en Papeles de Son Armadans 239 (1976) 101-134. 12. I, LXXIV.
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