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RAICES Y ENTORNO DE LA PERSONALIDAD EN.. 159 viduos uniformados irracionalmente por el gesto, se ha transformado en pueblo. Entonces, el gesto colectivo, fruto de una reflexión realizada en la libertad y desde esa expresión de la dimensión comunitaria del hombre que es su socialidad, adquiere verdadera categoría personaliza­ d o s y creadora de humanidad. Tocamos aquí la médula democrática del ser humano: la masa adquiere caracteres de sociedad estructurada en libertad, fundada en la índole comunitaria del hombre. Con todo, es preciso no perder de vista la lección de la Historia. Si bien los tres cuartos de siglo xx que van transcurridos se han carac­ terizado por ser profundamente liberadores en lo que a derechos huma­ nos se refiere —emancipación social, económica y cultural, así como política, de las clases sociales más desvalijadas; emancipación de la mujer; independencia política de los pueblos del Tercer Mundo; etc.— , no han dejado de caracterizarse también, sin duda en mayor propor­ ción, por las amargas imposiciones de los poderosos, dominadores de los débiles. El gesto, vehículo de la despersonalización ha sido impuesto dictatorialmente a las colectividades —valga el ejemplo del fascismo en el orden político— , de las clases o de los pueblos. Las masas caó­ ticas han experimentado un proceso de organización dirigida, cuya capacidad de despersonalización iguala, y en ocasiones supera, en lo que de domesticación lleva consigo, a la masa desorganizada y caótica. ¿No es nuestra sociedad de consumo una perfecta máquina unifor- madora de conductas masificadas? ¿No es explotada hoy, mediante una domesticación por el gesto que impone la propaganda, la persona humana? Tal es el fin que pretenden los eslóganes publicitarios, ador­ mecedores de la personalidad de los seres humanos a través del mor­ diente de la emoción.8. La propaganda trata de imponer una conducta los que se ven sometidas las acciones revolucionarias: «Hay siempre al lado de los convencidos, revolucionarios asalariados y pescadores permanentej del río re­ vuelto; pero también muchísimos hombres y mujeres que forman en el coro callejero por impulso atávico, sin saber por qué. En realidad sirven al alma con­ fusa del antropoide, resucitada, que forma parte de nuestra conciencia colectiva y ancestral (...) unas semanas después (de la acción revolucionaria) surge el zran jefe, el que vence con la revolución o el que la sofoca... la masa revolucionaria se convierte, en unos días en ejército disciplinado, en cuanto surge el domador» (I b i d IX , 213. Subrayados míos). 8. Habla Gregorio Marañón del prestigio y de la propaganda como vehícu­ los emotivos de la captación de la masa por el gesto. Factores ambos se prepa­ ran el terreno a todo domador. Preparación, escribe nuestro autor, que «depende de un trabajo mental anterior, que prevee la contingencia de que el gesto nue presenciaremos nos pueda emocionar; contingencia fundada principalmente en el prestigio del gesticulador. He aquí el inmenso valor del "prestigio” en la cap-

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