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190 ADOLFO GONZALEZ MONTES 4. Tiberio: la " circunstancia” de su pasión También fue Tiberio un dictador; pero Marañón, al aproximarse a la humanidad del César romano, tratará esta vez de descubrir aquella pasión, distinta de la de mandar, que hizo de él un dictador gracias a un determinado ambiente. Pasión que no será ya la proyección tem­ peramental de la ambición insaciable de Olivares, sino la expresión de un fracaso existendal que condujo a Tiberio a ejercer una cruel dicta­ dura: el resentimiento. Lo que aquí nos interesa es destacar aquella circunstancia-ambiente que provocó en Tiberio su resentimiento, al que constitucionalmente estaba predispuesto. Circunstancia que Marañón estima fue debida a la coordenada temporal de la Roma imperial en a que vivió el emperador. Detrás de su resentimiento, era la tragedia de la época el secreto de su conducta, pues «(...) la pasión sola no explica toda la patética magnitud de la angustia que escapa de su vida y de toda la época de su reinado. Todo, en su tiem­ po, está inpregnado de una an:iedad extrahumana que vaga por el am­ biente de Roma, y de la que era el César como su trágica encarnación. Aquella civilización magnífica, de la que aún se nutre la civilización actual, tenía podridas las raíces»62. He aquí el secreto de una pasión: una civilización que por aquel entonces tenía podridas sus raíces. Fue esta podedumbre radical —en lo que la palabra tiene de literal contenido— la que justificó el entorno que envolvió la existencia del César romano desde su más tierna in­ fancia. Marañón nos narra la historia del alma de Tiberio, quien expe­ rimentó ya desde niño la dolorosa acritud de la vida, movida por la injusticia y el destierro que desencadenan los cambios de la política. Pero no sólo ésto; fue, sin duda —así lo estima nuestro historiador— , la «tragedia del hogar»: el divorcio de sus padres, provocado por la insaciable ambición de su madre Livia; unidos otros factores, la cir­ cunstancia que pesó sobre el alma del emperador: «Durante la guerra civil que siguió al asesinato de Julio César, Tiberio Claudio Nerón [el padre del emperador] tuvo que huir de Italia con su mujer y con Tiberio infante. Perseguidos los fugitivos por las tropas de Octavio —el que había de ser más tarde esposo sumiso de Livia [madre 62. Tiberio, VII, 167.

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