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RAICES Y ENTORNO DE LA PERSONALIDAD EN. 183 de .algunas personalidades eminentes, que polarizan el espíritu de una época. El tiempo es también, en tanto que factor-ambiente, el elemento moldeador, en las más diversas épocas históricas, del vector tempera­ mental de los individuos. Los valores y contravalores de una época contribuyen a delimitar el contorno personal de los seres humanos. Marañón así lo entendió, quien consagró muchas páginas de sus bio­ grafías históricas al tema. En ellas estudia el médico cómo decrece o se agiganta aquella pasión que define el vector temperamental de los per­ sonajes por él historiados, ante «el influjo del ambiente» de las épocas en que vivieron. Para Gregorio Marañón, el individuo reacciona de forma muy dis­ tinta ante dicho influjo —sea éste positivo o negativo—, según la ín­ dole pasional de su temperamento50. Y es, precisamente, desde el sub­ suelo del mecanismo de los instintos, recibido con el sexo y con la herencia, desde donde arranca el eje temperamental sobre el que pre­ sionará el factor-ambiente de las épocas. Ante esta presión ambiental, la pasión representativa del propio genio temperamental determina, ya para toda la vida, la personalidad de los individuos; o bien se difu- mina por la represión, dando así lugar a que en el alma de los indivi­ duos cunda la anormalidad. La pasión de Olivares fue la de mandar: así lo ha entendido Mara­ ñón. «El análisis de Marañón —escribe Sánchez Agesta— comprende un doble estudio: la disección total del hombre poseído por la pasión de mandar, incluso en la raíz tenebrosa del instinto y de la libido, y el estudio del medio, del ambiente, del clima social o la " circunstancia” —que con todas estas palabras lo designa, la última entrecomillada con patente alusión a Ortega— en que esa pasión se desenvuelve y logra 50. Siguiendo el criterio de L. Sánchez Agesta, podemos asegurar que Gre­ gorio Marañón se ha acercado a sus biografiados, entre otros, desde dos impor­ tantes puntos de vista: 1) En primer lugar, ha hecho objetivo de su labor his- toriográfica las pasiones humanas —no exclusivamente las anormales—: esta es la razón de algunos de los subtítulos que colgó bajo el nombre de algunos per­ sonajes por él historiados. Marañón llegó aquí «a la historia desde la naturaleza humana —él se llamó, en este sentido, a sí mismo, "naturalista”— en esa aca­ bada plenitud que el fisiólogo tiene el hábito de considerar». Interesa mucho a este propósito ver cómo el doctor Marañón va desentrañando el inquieto mundo de los instintos humanos y sus pasiones, al tiempo que va mostrando la presión que sobre los mismos ejercieron el tiempo y el lugar en los que sus biografiados vivieron. 2) «Sus otros libros de historia, aunque responden a veces a un mis­ mo temple humano, relatan un mundo muy diverso: la epopeya de la ciencia v del pensamiento, sobre el soporte de hombres universales» (L. S ánchez A gesta /. c.9 7).

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