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180 ADOLFO GONZALEZ MONTES «Feijóo no luchó contra las brujas, contra los endemoniados, contra los astrólogos y contra los médicos dogmáticos de su tiempo; luchó "contra el error” , que es eterno y que unas veces se viste de trasgo o de nigro­ mante y otras de apóstol o de hombre de laboratorio, como el viejo Proteo de la fábula o como el demonio que tentaba a los anacoretas»44. El ensayo de Marañón sobre Las ideas biológicas del P. Feijóo, al igual que su ensayos sobre Vives y Cajal, es una descripición poco co­ mún de «la gran epopeya de la ciencia y del pensamiento, sobre el soporte de una personalidad universal»; en este caso, sobre la del monje benedictino 45. En la lucha de este monje de Casdemiro contra la ofuscación y el error, descubre Marañón el combate eterno de la luz contra las tinieblas, combate que libra su primera batalla en la conciencia del hombre, for­ jando así la personalidad en el dolor, frente al medio ambiente. Años antes Heidegger había hablado de la tiranía del «se» —el mundo del man—•, pronombre que desdibuja y sume en el anonimato el contorno personal de los individuos. En la misma dirección se expresaba Mara­ ñón, para quien, al luchar contra el ambiente, el hombre lucha, tal vez sin saberlo, contra lo que en él hay de impersonal, porque es «común» al sentir de la opinión acrítica del «se»; como fue el caso del benedic­ tino ilustre: «El mismo, que era también parte de su España, creyó en muchos errores, y creyó, en cambio, que eran tales errores verdades que hoy nos parecen indiscutibles (...) porque el error común, el de las gentes, es tam­ bién nuestro, sabiéndolo o sin saberlo; y el hombre que lucha contra él, tiene que encontrarse al fin a sí propio, escondido entre la muchedumbre a la que fustiga con sus argumentos y sus apostrofes»46. «Un hombre que quería ver todos los problemas de este mundo a tra­ vés de la experiencia y de la razón tenía que parecer desconcertante y pe­ ligroso a las gentes de un país que vivía fuera de la realidad»*7. España perdía el tren de Europa, empeñada en vivir de espaldas al gran acontecimiento de aquel momento: la secularización del Uni­ verso y el descubrimiento de la razón. Feijóo, profeta de la nueva época, 44. Las ideas biológicas del P. Feijóo, V, 314-15. 45. Cfr. L. S ánchez A g e st a , Gregorio Marañón, historiador político, en In­ dice 137-138 (1960) 7. 46. Las ideas biológicas del P. Feijóo, V, 315; 327. 47. Ibid., V, 335. Subrayado mío.

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