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156 ADOLFO GONZALEZ MONTES 1) Marañón habla del ambiente como medio propicio para el desa­ rrollo de la personalidad, gracias al cual toman consistencia un manojo de inclinaciones, apetencias y gustos que, dadas otras circunstancias ambientales, quedan atrofiados cuando no reprimidos violentamente, si su raíz constitucional es tal que no pueden ser desplazados del ser de los individuos. De esta forma, pasiones —no es necesario que éstas sean anormales— que en determinados ambientes no hubieran logrado marcar la personalidad, adquieren en un medio propicio capacidad de modelación suficiente para determinar el vector temperamental en uno u otro sentido, llegando incluso a modificar algunas de las caracterís­ ticas morfológicas de la persona. Así, por ejemplo, en determinados grados de intersexualidad —sobre todo cuando ésta reviste caracteres homosexuales— , o bien en determinadas condiciones climatológicas. Y esto es así porque «el hombre toma, siempre, una parte grande, quizá decisiva, de su valor, no de su personal eficacia, sino del am­ biente», leemos en los Ensayos liberales \ 2) El humanismo trascendente cristiano ha puesto de manifiesto cómo el hombre, «lejos de ser la norma última de los valores, no se realiza a sí mismo si no es superándose. Según la tan acertada expre­ sión de Pascal: el hombre supera infinitamente al hombre»2. Esta superación sólo es posible cuando el hombre es capaz de dudar y de revelarse frente al medio en que se desenvuelve. «Dudar: revelarse contra la verdad oficial; progresar: todo es, pues, la misma cosa», no vacila en afirmar Marañón3, refiriéndose así a la segunda modali­ dad de influjo del ambiente sobre la personalidad. Porque la duda engendra adquisición de verdad frente a lo dogmáticamente estable­ cido. Porque la duda, en cuanto portadora de dolor, purifica y robus­ tece el desarrollo de la persona, cuando ésta comprende que para alcanzar su plenitud debe desaprobar cuanto la rodea. Es entonces cuando la personalidad se ve impulsada a afirmarse frente al medio ambiente, acrisolando así el espíritu humano. 1. Psicología del gesto, IX, 207. Subrayado mío. 2. Populorum progressio 42. 3. El valor de la obra de un médico, prólogo al libro de Marcel L a b b e , La obesidad y su tratamiento, Madrid 1924. Ver: I, 35-36.

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