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74 C e l in a A na L ertora M endoza La respuesta ockhamista es semejante, metodológicamente, a la an­ terior. Por una parte concede a la objeción que tal como es presentada, supondría un proceso al infinito, pero sólo en el caso del conocimiento abstractivo, que sí se funda necesariamente en los pasos anteriores. En cambio la idea ockhamista sobre el conocimiento intuitivo es dis­ tinta, y no requiere esa permanencia: una visión puede existir, fundar otra y cesar, y no habrá infinitud en acto. Es más, si tomamos en cuenta la mente en un instante dado, no sólo no habrá infinitas visio­ nes intelectuales, sino ni siquiera un número considerable. Evidente­ mente Ockham tenía barruntos de lo que luego la psicología experi­ mental ha mostrado: la existencia de un foco atencional o de concien­ cia: la mente no puede fijarse cada vez (simultáneamente) en dos ob­ jetos, aunque pueda fluctuar rápidamente de uno a otro. Retengamos del texto, para nuestro estudio, que no se concede el uso del argu­ mento si hay otra solución filosófica que lo elimina. Dico ergo ad primum illorum concedendo processus in infinitum in abs- tractivis, sed non in intuitivis. [...] Potest eis cessare ista visio et tune cognosci abstractive, et illa cog- nitio potest cessare et tune cognosci alia cognitione abstractiva, et sic in infinitum. Sed hoc non sequitur aliqua infinitas actualis nec aliqua magna magnitudo, puta mille visiones existere simul, quod non exprimur imo in isto processu est daré ultimam visionem que non potest videri. [...] Secundum patet etiam, quia in intuitivis super posterior requiritur priorem existere et ideo si esset processus in infinitum posse fieri una maxima multitudo, quod non est verum (Quodl. II, q. 12; ed. Strasbourg 1491, f. c 7, ra-b.). En la misma cuestión y sobre el mismo tema, abunda en argumentos contra la objeción del proceso al infinito; se pone una objeción bas­ tante fuerte y complicada. El acto sobre una perfección determinada es mejor que ella misma. Por tanto el acto reflejo es más perfecto que el directo (la objeción supone que es más perfecto mi acto de conocer mi conocimiento de una rosa, que el acto de conocer la rosa). Si esto se concede, resultaría también una infinitud, como en la objeción ante­ rior, pero, además, en objetos de distinta especie y diferentes según la perfección (como en el ejemplo textual de la blancura): Sed contra illud [actus rectus et reflexus non sunt idem] est illa diffícul- tas de processu in infinitum intellectionum per actus reflexos, quarum que- libet perfectior est posterior priore. Dico propter obiectum perfectius,

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