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76 C elina A n a L e r t o r a M e n d o z a tum reflexum qui erit perfectior ilio actu respectu infiniti. Dico hic quod proprie loquendo de proportione non est procedendum quod actu respectu infiniti excedit actum rectum in equa proportione, quia hoc solum est verum ubi contingit partem equalem et inequalem per quarum composi- tionem fit aliquid perfectius, sicut est de duabus partibus aque et ignis et sic de consimilibus (Quodl. II, q. 13; ed. Strasbourg 1491, f. c 8, rb.). Nótese que para la procedencia de la objeción deben considerarse proporciones y no identidad de cantidades, de tal modo que resulten aumentadas en proporción geométrica. Pero Ockham responde que aun así no procede el argumento, y ello en virtud de que la proporción será finita cada vez que es considerada. El texto de la edición de Strasbourg parece corrupto en su última frase. Non autem habet veritatem in illis in quibus potest procedi in infinitum secundum perfectionem per aliquorum additionem non eiusdem quantita- tis sed aliquorum eiusdem proportionis, que secundum se tota sunt ine- qualia et tamen nunquam pervenitur in aliquam magnam perfectionem quantitatis, quia non ad perfectionem minime substantie et sic est in pro­ posito de actibus reflexis (Quodl\ I I ; ed. Strasbourg 1491, f. c 8, rb.). El tercer caso de critica al argumento por el infinito se refiere a la prueba de la unicidad de Dios. Sus críticas se vinculan a la particular concepción ockhamista acerca del conocimiento de Dios. Retengamos ahora solamente que, en la mayoría de los casos, la discusión teológica versa sobre la pertinencia de ciertos argumentos tradicionales que se cuestionan. Uno de ellos es justamente el principio «necesse est stare», o negación del proceso al infinito que restaría inteligibilidad a la rea­ lidad tal como la asume la premisa. En sí, este argumento es siempre parte del esquema lógico de las pruebas aristotélicas de la existencia de Dios, desarrolladas más ampliamente por Tomás de Aquino, en una síntesis consagrada por sus continuadores. Por tanto, la razones que aquí aduce Ockham contra este principio son aplicables también a to­ dos los otros casos. En la aplicación del principio de detención se invocan generalmente dos razones: desde un punto de vista gnoseològico, la imposibilidad de dar razón actual del proceso, porque una serie infinita de referencias no es inteligible. Desde un punto de vista ontologico, se seguiría un infinito en acto (de motores movidos, de causas eficientes, etc.). Ock­ ham nos da una versión del argumento, a propósito de la unicidad divina:

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