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28 C a r lo s G a r c ía C o rt és Quién haya sido verdaderamente este autor y cuál el valor de sus escritos, son extremos todavía poco aclarados por historiadores y bió­ grafos, que se han ocupado de él con gran parquedad. Bajo el aspecto que nos interesa considerarlo en este trabajo, hemos recogido algunos testimonios y juicios que lo valoran diversa y aun contradictoriamente. Dos de tipo contemporáneo, no exentos de excesivo carácter laudatorio, tienen el valor de haber sido compuestos al poco de su muerte: el pri­ mero está plasmado en el acta de su defunción y expresa que «por sus vastos conocimientos, erudición, doctrina y virtudes hizo su carrera verdaderamente digna de su subcesor de los Apostoles, y con una bri­ llantez admirable» 2; el segundo está expresado en su lauda sepulcral y lo define como «in antiquo novoque orbe praeclarus apostolus et ubique morum atque Ecclesiae libertatis firmissimum propugnaculum» 3. Los juicios posteriores de la historia, en forma global, le presentan con caracteres muy diversos. Su biógrafo Couselo Bouzas estima que «los trabajos literarios de Sanlúcar son suficientes para darle un rele­ vante lugar en la república de las letras», valorándolo como «hombre docto y erudito, espiritual y místico»4; más escueto pero expresivo es el juicio de Villapadierna, el cual estima que «par ses paroles et ses écrits, il fut un zélé promoteur de la dévotion au saint Nom de Jesús, á la Vierge et á saint Joseph» 5; nosotros mismos hemos escrito en otra ocasión que «algunas de sus obras, como Nuevo Marial y Nueva Josefina, merecen figurar por méritos propios entre los escritos teoló- gico-espirituales de primera fila en su siglo» 6. Por contra, hemos reco­ gido también dos testimonios de muy distinto signo, procedentes de un mismo autor: Barreiro Fernández estima en un primer escrito que Sanlúcar «era hombre de pocas luces y se dedicaba preferentemente a la composición de novenas y libros piadosos»; años más tarde con­ creta su juicio definiéndolo como un obispo de «ideas reaccionarias», 2. S a n t ia g o d e C o m p o s t e la , P a r r o q u ia d e S an F é l i x y S a n t a S a lo m é Li­ bro de Difuntos 1813-1853, ff. 198-199. 3. «Preclaro apóstol en el antiguo y nuevo mundo, y en todas partes firmí­ simo baluarte de las costumbres y libertad de la Iglesia». Ofrecemos el texto completo del epitafio y su traducción en la nota 20. 4. J. C o u s e lo B o u z a s, Fray Rafael de Vélez y el Seminario de Santiago , San­ tiago 1928, 204, 206. Citaremos en adelante esta obra: C o u s e lo . 5. I. d e V ill a p a d ie r n a , Emmanuel Díaz de Bedoya, OFMCap., en Dictionai- re de Spiritualité [en adelante lo citaremos DS], París 1937 ss., III, 857. 6. Cf. C. G arcía C ortés , a. el, 429.

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