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22 E nrique R ivera desilusionado vivir» 40. Al perder el hombre la fe en la razón matemá tica se ve forzado a hacer pie en lo único que le queda: su desilu sionado vivir. Concluye su razonamiento Ortega con estas palabras: «Nos encontramos, pues, en una disposición que podría denominarse "'cartesianismo de la vida” y no de la cogitatio» 41. Creemos que esto es suficiente para comprender la hondura de la crisis actual. Pero en ocasiones Ortega la radicaliza aun más hasta llegar a insertarla en la misma naturaleza que ya no es el supuesto estable de que partía el hombre moderno de los tres últimos siglos. «La física actual, escribe, no permite imaginar esa realidad yacente, segura, acogedora y solemne en que todavía los físicos del siglo xix creían. La materia se revela ahora como algo también móvil, que tiene casi historia, que tampoco posee un ser fijo. Ni el mundo ni el hom bre son: todo está en marcha... Hay que crear nuevas virtudes en el hombre que le permitan vivir enérgica y jovialmente en medio de la radical inquietud. Nuestro lema ha de ser éste: Mobilis in mobili» 42. Esta radicalización orteguiana interesa en una perspectiva general del problema. Pero tenemos que darla de mano para no implicarnos en cuestiones ajenas al tema del hombre, centro primario de estas crisis culturales que estamos analizando. Más interesante es en este momento presentar la solución que ofrece Ortega a esta última crisis: la que vivimos. Adviértase que esta solu ción la presenta en una doble vertiente: gnoseológica y axiológica. Es decir: cómo la podemos conocer y qué valores tenemos que realizar para superarla. Sobre la primera vertiente Ortega es extraordinariamente explícito. Pide que ese viejo filósofo griego, Parménides, que desde hace veinte siglos ha venido empujando al pensamiento occidental por sus mismos carriles, sea definitivamente marginado, pues para hablar del ser-hom bre tenemos que elaborar un concepto no-eleático de ser. «Ha llegado la hora, sentencia Ortega, de que la simiente de Heráclito dé su magna cosecha» 43. «Siendo el ser de lo viviente, sigue razonando Ortega, un ser siempre distinto de sí mismo, tendrá que ser pensado mediante con- 40. O. y l. c.} 49. 41. O. y l. c., 48. 42. Vives, en Obras Completas, V, 494. 43. Historia como sistema, en Obras Completas, VI, 34.
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