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20 E nrique R ivera en aspectos importantes de la vida cultural el Renacimiento es un período de plenitud. No todo es crisis en el mismo, ni tránsito, año­ ranza, anhelo parturiente. Hay también una gran realización en la que España tuvo un lugar preeminente. Pensamos que Ortega utiliza, en su interpretación del Renacimiento, elementos parciales, aunque muy significativos. Sobre todo ha adver* tido que la filosofía de este período no logra formular un sistema grande y unitario. Ninguno de sus filósofos pasa por ser de primer orden, aunque tampoco podamos silenciar que la figura de Suárez adquiere cada día mayor relieve y altura. Por lo mismo, desde la filosofía y desde la interpretación matemática del cosmos, cuyo pleamar son las grandes figuras de Galileo y Descartes, bien podemos considerar al Renacimiento como tiempo de preparación y de tanteo, de verdadera crisis histórica. Desde esta vertiente la visión orteguiana tiene mayor consistencia. Su visión del siglo xvn suscita a su vez una nueva objeción. En medio de atisbos inteligentes advertimos un como apresuramiento por hacer del mundo moderno un mundo sin Dios. Dios huelga en este mundo, afirma Ortega. Y esto es verdad si recordamos nombres tan significativos como Maquiavelo, G. Bruno, Thomas Hobbes y Benito Spinoza. Pero es claro que estos pensadores no dan la tónica a esta época. Los máximos representantes de la filosofía, de la ciencia y del arte son cristianos. Ante este hecho, Ortega ha optado por una hipó­ tesis que juzgamos insostenible. Nos habla de un «hipocresía heroica» en estos hombres. No era posible, según él, lanzar a plaza pública las nuevas ideas cuando se hacían sentir condenaciones autorizadas 3?. Es indudable el hecho histórico de las condenaciones. Pero bastaría la no­ ble figura del filósofo y hombre de ciencia, Leibniz, para suscitar una objeción seria a la tesis de Ortega. En ambiente protestante, sin pre­ sión alguna oficial, chorrea este gran pensador por todas sus páginas un profundo sentido cristiano. Algo semejante se podría decir de Blas Pascal. Y éste ya en campo católico y bajo las condenaciones aludidas por Ortega. Pensamos que nuestro filósofo juzga del siglo xvn por las secuencias del xvm y x ix . Es indudable que el hombre occidental va por el cami­ no de la autosuficiencia. Esto lo ha visto bien Ortega. Pero el ateísmo tardó en llegar como situación cultural de hecho. 37. Meditaciones del Quijote, en Obras Completas, I, 367.

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