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L a s t r e s g r a n d e s c r i s i s d e . 19 Es indudable que Ortega valoró de modo muy menguado esta se­ gunda dirección. Bastaría para probarlo sus mezquinas alusiones en los once volúmenes de sus Obras Completas a uno de los máximos maes­ tros de nuestro Renacimiento hispano, Fray Luis de León. Unas líneas de M. de Unamuno nos hacen ver el contraste entre estos dos grandes pensadores de la España de nuestros días. Unamuno, después de afirmar que el Renacimiento introduce en España el humanismo «tanto como donde más», y templa con él la mística castellana, añade literalmente: «E l ministro por excelencia de su consorcio fue el maestro León... Platónico, horaciano y virgiliano, alma en que fundían lo epicúreo y lo estoico en lo cristiano, enamorada de la paz del sosiego y de la armonía... Retirado a La Flecha, rincón mansísimo a orillas del Tor- mes... en aquel quieto retiro, gozando del frescor en día sosegado... deleitábase con sus amigos en diálogos platónicos sobre los Nombres de Cristo» 34. Una breve reflexión nos hace ver en este texto de Unamuno una interpretación muy distinta a la orteguiana. El Maestro León, fraile agustino, traspira alma medieval. Pero esta alma medieval se halla impregnada del mejor perfume literario del Renacimiento. Por ello, esta figura histórica viene a ser un reto a la ruptura renacentista patro­ cinada por Ortega. Al mismo tiempo el Maestro León nos habla de un momento de plenitud cultural. No encarna ciertamente la ciencia en su vertiente laica del conocimiento de la naturaleza, aunque no puede dejarse de recordar como algo muy significativo, subrayado a otro propósito por el mismo Ortega, el que otro fraile agustino, Diego de Zúñiga, haya sido en tiempos de Fray Luis el primer intelectual europeo de alto rango que haya aceptado el sistema de Copérnico. Esto motiva el que Ortega afirme que España vivía entonces en plena forma 35. Ahora bien; esta plenitud de forma Fray Luis la encarna en el campo de los estudios bíblicos y en lo que toca a la vida literaria. El que, por otra parte, se haya podido escribir en la conocida historia de la filosofía de Fr. Ueberweg que la mística española alcanzó entonces las más altas metas a que la mente humana haya llegado 36, es prueba concluyente de que 34. En torno al casticismo. Lección IV. De Mística y Humanismo, en Obras Completas, Madrid, Escelicer 1966, 847. 35. En torno a Galileo. Lección V, en Obras Completas, V, 65. 36. Friedricb Ueberwegs Grundriss der Geschichte der Philosophie. Dritter Teil. Zwólfte Auflage, Berlin 1924, 206.

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