PS_NyG_1982v029n003p0593_06220410

P r e s e n c ia de S an F r a n c is c o de A s ís e n . 599 cer contrarias a la ciencia, muestran sencillamente su preocupación por­ que no se mate con ella «el espíritu de la santa oración y devoción al cual todas las demás cosas deben servir» 9. Estas consideraciones, la mayoría de las veces, terminan por encu­ brir la cuestión real: ¿qué dones intelectuales tuvo Francisco, inde­ pendientemente de la ciencia que pudo obtener en las escuelas o de la actitud que pudo adoptar ante los «sabios de este siglo»? Tomás de Celano nos dice que era de mente serena, certero en la exhortación y de consejo discreto. Y añade más: «agudo de ingenio, de memoria fácil, sutil en el razonamiento, prudente en la elección» 10. Sin embar­ go, a través de su vida, Francisco muestra que sobre estas dotes, no pequeñas, del entendimiento especulativo prevalecieron en él las del entendimiento intuitivo, práctico y creador. Más que el razonamiento discursivo, le atrae la acción y la contemplación. M. Lekeux, uno de sus biógrafos modernos, afirma de él: «carece de espíritu geométri­ co ... ve, siente la verdad — que es belleza— , no la razona. No analiza las cosas, las contempla... Piensa, no como especulativo, sino como un creador y un poeta» 11. En coherencia con esto, ya no extraña aquella conocida apreciación suya, que repetía a los hermanos, refiriéndose a teólogos y predicadores: «tanto sabe el hombre de ciencia, cuanto obra; y, en tanto un religioso es buen orador, cuanto es buen obrador» 12. De manera particular, esta dimensión intuitivo-práctica se refleja en su experiencia con Dios. Todas sus decisiones fundamentales pro­ ceden de alguna visión directa: el Cristo de San Damián, el leproso, la personificación de dama pobreza, el serafín llagado del Alverna. En su espiritualidad, se patentizaun claro simbolismo en el que Dios se le hace presencia a través de las creaturas. Esto no sería posible, si en Francisco no se diera una perspicacia intuitiva en alto grado, mer­ ced a la cual contempla la realidad divina simbolizada en su icono o símbolo. Línea constante de todos los autores franciscanos es su destacado voluntarismo. Herencia, sin duda, del santo de Asís. Los hombres se diversifican por su capacidad de libertad y de elección en los momentos 9. H. Felder, L os ideales de San Francisco, Buenos Aires 1948, 363. El texto de San Francisco está tomado de 2R 5, 3. Puede también record'arse la carta a San Antonio de Padua. 10. 1C 83. 11. ¿Quién eres, Francisco?, Santiago de Chile 1974, 15. 12. Luis de Sarasoca, o . c ., 471. Véase igualmente L M 11, 1.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz