PS_NyG_1982v029n003p0593_06220410

608 V ic e n t e M u ñ iz R odríguez fundamentales siguientes: concepción de Dios, concepción del hombre e itinerario de éste hasta conseguir su participación en la vida divina. 1. Dios en la doctrina mística de Fr. Juan de los Angeles En la experiencia mística, descrita por Fr. Juan de los Angeles, Dios aparece como Amor que se funda en su propia e infinita Bondad. «E s Dios — dice— bondad tan infinita y pura, tan amable y deseable, tan graciosa y de tanta excelencia, que en su comparación, toda bondad criada no merece este nombre ni es n ad a »23. Una larga trayectoria medieval, procedente del Pseudo-Dionisio Areopagita, define la bondad como difusiva del propio Ser. Algo es bueno, cuando se expande en donación de sí mismo. Y esta donación es amor. Dios se expande, primero, en su interioridad y fructifica en un amor unitrinitario. Lue­ go, despliega su bondad, saliendo en cierta manera de Sí mismo, en la creación del mundo y del hombre. De aquí, que la bondad sea, en palabras de nuestro autor, la leña «donde mejor prende y se ceba el fuego del amor divino» 24. Dios se hace don, porque es el Amor en­ raizado en la Bondad misma. Este Amor divino se manifiesta de dos modos. Uno, visible en la creación; otro, secreto en el corazón del hombre. La vida de éste y todo lo que ella comporta resulta del amor que Dios puso en su corazón. Por ello, ninguna definición mejor le cuadraría que la de «llama viva del amor divino, puesta en la tierra». El amor de Dios posee ciertas calidades, cuya consideración debe mover al alma a su alabanza y admiración. Es general. Nada de cuanto existe, se le escapa. El lo abarca y comprende todo: el gusano, el hom­ bre, los ángeles. Dios ama también a cada uno y a todos con amor espirado. Esto es, con el Espíritu Santo, «porque, como nota Santo Tomás, el Espíritu Santo es el amor con que Dios nos ama. Y la glosa dice que un mismo amor es el con que el Padre ama a su Hijo, y por quien nuestra ánima es amada de Dios» 25. Otras calidades del amor divino son las de ser voluntario y libre, cognoscitivo y particular, gra­ tuito y eterno. Es voluntario y libre, porque éstas son notas consus­ tanciales del amor. Donde hay necesidad o imperativo no se dan con- 23. Triunfos del amor de Dios, consider. 3, 16 24. Ibid. 25. O. c., consider. 7, 24.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz