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602 V icente M u ñ iz R odríguez su semejanza según el espíritu» 16. El hombre es imagen y semejanza de Dios, porque es capaz de aprehenderlo con el conocimiento, pero, de manera particular, porque es capaz de poseerlo por el amor. Es el amor en su dimensión de eros y de agape la fuerza motriz de la dialéctica humana en su ascensión a Dios. Y es solamente el amor, en cuanto agape, el que hace condescender a Dios con el hombre. De este modo, puede afirmarse con M. Scheler que «el amor es la raíz más primaria de todo espíritu, tanto del espíritu que conoce y quiere en Dios como en el hombre. Unicamente él funda la unidad de la voluntad y del entendimiento, que sin él se disgregarían de forma dualista» 17. Todo lo que Francisco hace, piensa, contempla o predica es fruto del amor. Es ésta la potencia que controla y dirige todas las demás facultades anímicas y la que hace posible la presencia de Dios en el espíritu de cada hombre. El amor mueve también el universo. Todo lo creado no racional significa a Dios. Es decir, es signo, reflejo, huella suya. Contra cualquier tendencia maniquea, Francisco va a proclamar la inocencia de la materia y de las cosas: «Todas las creaturas que están bajo el cielo sirven, cono cen y obedecen, a su modo, a su Creador» 18. Estas vivencias, en la trayectoria existencial de Francisco, dan como fruto en teología la doctrina ejemplarista bonaventuriana. Doctrina que configura una visión propia en el conocimiento humano, en moral y en metafísica. b) Presencia y encuentro En Francisco primaba la intuición, el afecto y el amor sobre lo abstracto y puramente especulativo. En consecuencia, él edifica su ma durez y santidad en el trato directo con Dios y con las cosas. Para él, no hay profundidades incognoscibles más allá de la manifestación y expresión de cada hombre y de cada cosa. Lo que se revela y hace presencia es lo que es. No hay segundas intenciones. Revelación y pre sencia son tales por el encuentro. Francisco descubre el verdadero ser de las creaturas y de Dios, porque se encuentra con ellos, en su apare- cérseles cotidiano. 16. Adm 5, 1-4. 17. Votn Ewigen im Menschen, en Gesammelte Werke, Bern-München 1954, 219. 18. Adm 5, 2-3.
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