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590 A dolfo G o n z á lez -M ontes Bien es verdad que no ha sido la teología cristiana, aunque ella haya sido en muy alto grado informadora del pensamiento occidental, la que ha causado los más rudos golpes a una concepción optimista de la sexualidad humana. «En total, es evidente [afirma Marañón] que la influencia cristiana, la que más ha pesado en la civilización actual, no puede considerarse co mo antifeminista, sino todo lo contrario. En realidad, han sido los hombres de ciencia, y no los teólogos, los que han dado los más rudos golpes al concepto de la igualdad de los sexos» 108. Ratificando la tesis del gran médico español, para mí que, antes que ningún otro factor, se encuentra la filosofía clásica y moderna (arrancando de las cosmogonías dualistas, pasando por Platón, como referencia obligada en la Antigüedad; y por Descartes, en lo que con cierne al pensamiento moderno) en la base de este pesimismo antropo lógico de la sexualidad. Ella es la que ha abierto esa zanja, tan difícil mente salvada, entre los elementos pneumático y corpóreo, que defi nen al ser humano. También es verdad que muchos hombres de cien cia, con su concepción pseudocientífica de la inferioridad de la mujer, basada en un análisis parcial de la realidad, han contribuido a ver en la sexualidad un factor inversamente proporcional al coeficiente de in teligencia de los seres humanos. Así lo reconoce Marañón. Con todo, es preciso afirmar que este cambio de visual, respecto a la valoración de la sexualidad, ha venido provocado por el avance de la biología, integralmente entendida, en el cual ha jugado un papel importantísimo la endocrinología tanto como el psicoanálisis. Y es aquí donde el pensamiento médico y humanístico de Marañón tiene un puesto de honor, al haber visto en la sexualidad una condición básica de lo humano. Adolfo G o n z á lez -M ontes Universidad Pontificia de Salamanca 108. V III, 288-289. No dejan de sorprender, por coincidentes, algunas de las más características apreciaciones de Marañón, a este respecto, con la revalida ción cristiana de la sexualidad en el marco del pensamiento dialógico representada por Juan Pablo II en su obra Amor y responsabilidad. Un estudio de moral sexual, Madrid 1969; 1979, 11.a ed., escrito y reeditado cuando era obispo K. Wojtyla.
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