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R aíces y e n t o r n o d e l a p e r s o n a l i d a d .. 577 campo de la joven medicina psicosomática. Para realizar esta tarea me declaro absolutamente incompetente. En la introducción que he hecho preceder a estos dos ensayos sobre el pensamiento humanístico de Marañón, no exentos quizá de audacia para un profano como yo lo soy en el arte de Esculapio, he dejado en claro desde el principio la radical preocupación que me ha llevado hasta la obra del médico español: el deseo de poner a mayor luz cuanto sobre el hombre y lo humano supo esclarecer un español tocado de una pasión de humanismo. Y en este deseo de comprender cuanto un español dijo, tratar de situarme críticamente desde esta mi pre­ ocupación antropológica y humanista de hombre y desde mi personal posición de creyente. Son, pues, aquellas conclusiones sobre el hombre, a las que llega Marañón, después de su análisis científico de lo real, o aquellos prin­ cipios que le impulsan al análisis, los que me preocupan, y sobre los que vierto mi reflexión. 1. Los conceptos de la sexología marañoniana Los conceptos de la sexología marañoniana, ha escrito Rof Carba- 11o 95, se fundaban en observaciones rigurosas sobre los numerosos en­ fermos que visitaban la ya famosa policlínica de su Instituto de Pato­ logía Médica. Marañón, que tánto valor daba a la «conjetura», y que humilde­ mente afirmaba que «lo más serio», y, por lo tanto, lo más respon­ sable que hacemos los hombres en «ensayar y ensayar», buscó siempre para sus «conjeturas» y sus «ensayos» la fuerza fehaciente del dato empírico sobre el que se construye la ciencia. Laín lo ha sabido ver muy bien96. No nos encontramos con una teoría construida sobre la genialidad, más o menos rica en fantasía, de un soñador. Los conceptos de la sexología marañoniana se apoyan sobre el dato riguroso que propor­ ciona el análisis científico: sobre la exploración clínica del enfermo día a día practicada en un constante diálogo con el hombre que esconde el enfermo, y al mismo tiempo que minuciosamente comprobada en el laboratorio. 95. Citado por L aín , I, 55. 96. I, LXXXIV-LXXXV.

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