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570 A dolfo G o n z á l e z -M on tes dio de la sexualidad es el que, a juicio del médico historiador, repre­ senta el donjuanismo. 1) Componentes de la leyenda de D. Juan Dos son los componentes fundamentales de esta leyenda. Helos aquí, tal como los señala Marañón: «el hombre fascinador que atrae a las mujeres, que las seduce, las abandona y las sustituye por otras en una incansable experiencia de amor»; el uno. La «irreligiosidad del protagonista y su cinismo; su perpetuo desafío a la sociedad, a la Igle­ sia y a Dios»; el segundo. A estos dos componentes-base, Marañón cree que podría añadírsele un tercero: «la lección moral, que unas veces es el castigo del libertino y otras su supremo perdón». Concluye Marañón: «De estos dos elementos, sólo el primero es esencial para la psicología del portagonista». La leyenda de D. Juan es, antes que nada, la expresión literaria, llevada más tarde a otros terrenos del arte, de «un problema de bio­ logía sexual», separado en la época romántica de todo el contexto español en el que surgió, y que es totalmente secundario: de aquí, y no de otras razones, su universalidad 82. 2) Verdad biológica del donjuanismo Desde que Tirso de Molina, recogiendo los antecedentes literarios de la leyenda, sentó la popularización del mito, el tema de D. Juan ha sido tocado por un gran número de autores, sobre todo del roman­ ticismo, cuyo prestigio ha dado nuevas alas a la fantástica figura de D. Juan. Ese personaje que a veces se ha encontrado encarnado, o se le ha creído encontrar, en tantos hombres de carne y hueso, anónimos, o de sobrado renombre histórico: el Marqués de Bradomín, el Conde de Villamediana, D. Miguel de Mañara, el caballero Casanova... y tantos otros hombres que han vivido su pasión amorosa desde el donjuanismo. Este es un tema que han rozado, y en ocasiones profundizado, plumas románticas como la de Espronceda y Zorrilla, en España; plumas de otras latitudes como Lenormand, Rougemont, Esmond Ros- tand, Shadwell, Fielding, Byron, Bernard Shaw83. El teatro, la mú­ sica, la poesía y el ensayo han sido los géneros literarios y artísticos 82. Don Juan, VII, 215-216. 83. M. Sáenz-Alonso ha dedicado en su estudio sobre el donjuanismo par­ ticular atención a estos y otros autores.

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