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560 A dolfo G o n z á l e z -M o n tes ricos los métodos de la fisiología y de la patología, proyectar la luz de los recientes progresos de la fisiopatología del carácter y de los instintos humanos, sobre el espíritu y el cuerpo. Afirmaciones todas que Rof entresaca de las páginas de justificación que Marañón hace preceder a su Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo. Comenta Carballo cómo cuando Marañón escribía estas páginas aún estaba en mantillas esa «poderosa arma de investigación del alma hu­ mana que es el método psicoanalítico»; método que tánto ha contri­ buido a dar cuerpo y coherencia a la llamada psicohistoria, ese instru­ mento apto para ser aplicado al conocimiento profundo del ser humano y de sus condicionamientos, practicable no sólo con el hombre actual, sino con el pretérito, ese ser que a veces se nos antoja lejano o este­ reotipado en el enmarcaje que de él hemos hecho al caracterizar las diversas épocas de la historia humana. El médico consigue que el personaje pretérito aparezca ante nos­ otros como un ser de carne y hueso, esclavo de su temperamento y de sus pasiones consiguientes, en lucha constante por encontrar su propia conciencia de sí; debatiéndose por la afirmación de su mismi- dad, en un condicionado ejercicio de su libertad. Es precisamente este dejar al desnudo la estructura psicosomática del hombre, protagonista de la Historia, la labor que el médico realiza dentro del marco de la psicohistoria. Esta difícil tarea de desbrozamiento histórico, que el médico realiza —máxime cuando la conducta de los individuos está tocada de anor­ malidad— , la que pone al descubierto el primero de los condiciona­ mientos determinantes de la libertad humana: el de la propia consti­ tución personal. Tal es el punto de partida desde el que Marañón comenzó a aden­ trarse en el arduo ejercicio de historiar la vida humana. Reconociendo que la Historia tiene sus propias leyes internas: las leyes que dimanan de la misma estructura constitucional del ser humano, en combinación con las que brotan de los factores tiempo y lugar del entorno. En Marañón se dieron cita felizmente, como ha dicho Laín Entral- go, en su personal modo plurivocacional de ser hombre, las tareas de leer historias clínicas y documentos históricos: tareas que Marañón en­ contró profundamente parecidas, y que alimentó desde su radical con­ vicción de que la Historia es Vida y la Vida es Historia.

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