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538 A dolfo G o n z á l e z -M o n tes c) Estados intersexuales de la juventud y de la madurez.— Los estados intersexuales se dan con mayor frecuencia, en estas edades, en la mujer. Las causas señaladas por Marañón son, entre otras, estas principales: lesiones genitales (testiculares) en unión de otras lesiones de tipo glandular, que provocan una evolución en sentido eunucoide o indiferente; lesiones ováricas, que provocan la aparición de los ca­ racteres masculinos y virilizantes. Cuando se produce la inversión, ésta «no es efecto y consecuencia estricta de la supresión de la glándula sexual correspondiente, sino, según todas las probabilidades, el resultado de una crisis glandular compleja, en la que, desde luego, la castración es el elemento central, pero no el ún ico »2o. Por eso, son factores esenciales los condiciona­ mientos exógenos, que se asientan siempre sobre una intersexualidad real biológica (gonádica) y fisiológica (con frecuencia hormonal) no conocida suficientemente. d) El climaterio femenino.— La inversión climatérica es rarísima en el varón. Se da casi siempre, mejor, exclusivamente, en la mujer, que normalmente no suele experimentar sino una virilización pasajera. En la pubertad, afirma Marañón — y ya lo hemos señalado— la inversión es casi exclusiva del varón. En las edades medias de la vida, la preferencia es por el sexo femenino, que alcanza el punto álgido en la época climatérica. Apoyándose en Golschmidt, dice Marañón que el fenómeno de la intersexualidad auténticamente climatérica se da también en los ani­ males. Se apoya este fenómeno en el apagamiento hormónico que expe­ rimenta el ovario y que viene favorecido por el despertar simultáneo de las hormonas masculinas, dormidas hasta entonces. Esta inversión climatérica, Marañón la esquematiza así: total (so­ matopsíquica); y parcial (psíquica puramente). También puede darse una inversión parcial-morfológica (sobre to­ do, el brote del vello: hirsutismo climatérico de la mujer). Ahora bien: «Desde el punto de visto erótico, es excepcional [concluye Marañón] que la inversión morfológica del climateria se acompañe de una inversión paralela del instinto. En mi experiencia, dice el médico, no puedo apor- 26. Prólogo cit.: I, 55.

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