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534 A dolfo G o n z á l e z -M o n tes ción de la fuerza instintiva se hace hacia un solo y único ser del otro sexo. Estas dos últimas fases, y sobre todo la última, caracterizan al hombre esencialmente viril, al de mayor diferenciación sexual19. Sin embargo, esta diferenciación, que acabamos de ver siguen los seres humanos, no es fruto sino de una evolución progresiva del hom­ bre, sobre cuya estructura psicosomática concurren fenómenos distin­ tos y complementarios, los cuales hacen posible esta diferenciación se­ xual definitiva, sobre la que se asienta la vida de los sexos, y que en su punto de partida se encuentra la indeterminación. La gónada es indiferenciada en sus comienzos; es decir, en el estado embrionario del ser humano, se encuentran en potencialidad ambas sexualidades, mas- culinidad y feminidad. La diferenciación no se hace, probablemente casi nunca, de un modo rotundo, sino que por el contrario quedan elementos masculinos en el ovario y femeninos en el testículo; o bien una aptitud funcional latente de las células, capaz de manifestarse en ciertas condiciones y segregar las hormonas del sexo contrario. Por eso, Marañón ve el aspecto delicado del problema en saber si la gónada, originariamente indeferenciada en todos los individuos, conserva, en el curso del de­ sarrollo, esta potencialidad bisexual, o sólo en cierto número de orga­ nismos o en todos20. «El hecho de la enorme frecuencia de los estados intersexuales en la clínica humana, y el hecho de que en muchas ocasiones esa transforma­ ción intersexual sobrevenga tardíamente en sujetos que anteriormente no habían presentado el menor estigma de confusión, induce a creer que la potencialidad bisexual de la gónada es un fenómeno universal, perma­ neciendo latente en la mayor parte de los individuos, y apareciedo clara­ mente en otros, ya en el curso de la vida, por el influjo de circunstancias ocasionales, ya desde el comienzo de la existencia extrauterina»21. El sexo masculino y el femenino sabemos hoy que se perpetúa según un paralelismo cromosómico y gonádico; sólo cuando este para­ lelismo deja de ser tal, la diferenciación sexual definitiva corre peligro de estancamiento ofreciendo una seria amenaza para la realización per­ sonal del ser humano. 19. Amiel. Un estudio sobre la timidez, V, 198-199. 20. Los estados intersexuales de la especie humana, VIII, 515. 21. VIII, 516.

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