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R aíces y e n t o r n o d e l a p e r s o n a l i d a d . 533 II.— EL PROCESO EVOLUTIVO DE LA SEXUALIDAD 1. Etapas de la diferenciación sexual ¿Qué representa la sexualidad en la persona? Esta es la importan­ te pregunta que ahora nos ocupa, y a la que Marañón trata de res­ ponder. Acabamos de afirmar que el condicionamiento básico de la persona que es la sexualidad raya en el misterio. La sexualidad, que es un plus de «lujo» cuando tiende a la concreción de la cópula, es sin embargo un elemento constitutivo del ser humano, que afecta en cuanto envolvente y determinante básico al mismo ejercicio espiritual de la libertad. Y esto, porque la sexualidad humana es, ante todo, un fenómeno psíquico. En ella hace su aparición el mundo personal de lo humano. El sexo se continúa en el eros, y esta prolongación adquiere una nueva dimensión: su ejercicio en libertad, que puede ser subli­ mado por el agape, en el que el amor humano adquiere dimensiones insospechadas — tal como el caso de una vida vivida en altruista virginidad, por o sin motivos trascendentes— , que se pierden en los terrenos del misterio. Esta determinación sexual, ya lo hemos dicho, piensa Marañón que sólo puede ser vivida en total plenitud cuando se cumple para cada individuo de uno y otro sexo la específica diferenciación, cuyas etapas son cuatro, siguiendo al médico ensayista. Etapa primera.—Es la etapa del objeto inespecífico, esto es — ex­ plica Marañón— , cuando el instinto busca turbiamente a otro indi­ viduo, cualquiera que sea su sexo, como ocurre en estados inferiores de la vida animal y en ciertas fases de la sexualidad del niño. Etapa segunda.—Marañón llama a esta etapa la etapa del sexo in genere, etapa cínica o de la poligamia absoluta, en la que el objeto de la atracción es todo el sexo opuesto; etapa normal en la vida de casi todos los animales y en la de muchos hombres indiferenciados. Etapa tercera.— Es la etapa del grupo o del tipo o de la poligamia condicionada, en la que la atracción se ejerce por un cierto número de individuos del sexo contrario dotados de cualidades psíquicas o mor­ fológicas comunes. Etapa cuarta.— Finalmente, distingue Marañón una cuarta etapa, la etapa individual o genuinamente monogámica, en la que la direc-

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