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530 A do lfo G o n zá le z -M o n tes 2. La diferenciación sexual. La sexualidad, condición básica de la persona Pedro Laín resume así la actividad de Gregorio Marañón durante el año 1915: «Resonante curso en el Ateneo de Madrid sobre el pro­ blema de las secrecciones internas, recogido inmediatamente después en el libro La doctrina de las secrecciones internas. Su significación biológica y sus aplicaciones a la clínica. Primer trabajo sobre la vida sexual: "E l sexo, la vida sexual y las secrecciones internas” » 14. A partir de este momento, Marañón no abandonará ya los estudios sobre el sexo y el amor humano, sobre la que él llamaba «vida inquieta de los sexos». Se acercará siempre al hombre, al que ama o al que se encuentra incapacitado para el amor, con ese infinito respeto y esa infinita comprensión de aquél que sabe de las anomalías e inquietudes del ser humano, que se debate siempre entre la normalidad y la anor­ malidad de su propia existencia. En 1919 publicará La edad crítica. Otras obras se seguirán des­ pués: Tres ensayos sobre la vida sexual (1926), Los estados interse­ xuales de la especie humana (1929), Endocrinología (1930), El clima­ terio de la mujer y del hombre (1937); por citar algunas importantes. Marañón ha puesto de relieve cómo la sexualidad humana, por ser el hombre un ser constituido en libertad, se halla liberada del auto­ matismo de los instintos que caracteriza el comportamiento sexual del animal. Sin embargo, el hecho de que la sexualidad sea para el hombre un elemento constitutivo lleva consigo el que, como manifestación básica de la corporeidad, condicione al mismo tiempo la libertad en la que se encuentra envuelta. Por paradójico que parezca, la sexua­ lidad humana reviste caracteres de función de «lujo», al mismo tiempo que sitúa la existencia del hombre en una de sus dos vertientes, la masculinidad o varonía y la feminidad. La razón de esta contraposición estriba en que, mientras lo sexual es una condición básica en la que cada persona ha de realizar su existencia, su concreción manifestativa en la función fisiológica y psíquica de la cópula es totalmente discre­ cional, de «lujo». 14. I, 17.

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