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518 G erm án Z amora «ha escrito un tomo de Matemáticas, y tres de Filosofía, que son los úni cos que de este género se han publicado hasta ahora en la Nación». Su recelo de que tanto el rechazo del manual de Villalpando por los peripatéticos salmantinos como la morosidad de éstos en elaborar el propio, obedecieran principalmente a una política de intereses en favor del de Goudin, se crecía al ver cómo los mismos «que declaman contra Villalpando y reprueban su Filosofía, son los que amparan y favorecen la ociosidad de nuestros Comisionados», cuyo curso, si algún día viera la luz, no podría menos de ser totalmente escolástico. Recapitulando el contenido de su memorial y subrayando más sus puntos principales, lo concluían así: «Nosotros, animados del verdadero celo, y llenos de profundo respeto y veneración hacia las superiores Ordenes de V.a A.a, sentimos con mucho dolor que se juzgue Aristóteles necesario para sostener la Religión de Jesucristo; juzgamos que no se debe tolerar por más tiempo la enseñanza del Goudin. Y conocemos que, aunque la obra del P. Villalpando es ca paz de mucha mayor perfección y que, si se da segunda vez a la prensa, deberá retocarla y mejorarla este Padre, sin embargo, comparada con la de Jacquier, es muero más útil para la enseñanza, por más clara, más me tódica, más acomodada a la Teología; y porque su Física, juntamente con los principios de Matemáticas necesarios para entenderla, se puede estu diar en un solo Curso, lo cual es casi impracticable con la de Jacquier; siendo, además de eso, la Lógica de este último defectuosísima en lo prin cipal, que es el Arte Crítica»46. La Philosophia de Villalpando colmaba esa laguna, tan sensible a un siglo que había hecho de la crítica, como ellos dicen, la parte prin cipal, en el terreno teorético, de todo buen filosofar y, en general, de todo el saber. Si el Consejo, remando contra casi toda la corriente de su univer sidad, imponía el texto del capuchino, ellos darían por inapreciables tanta paciencia y «contradicciones que padecemos: pues veremos des terrada la barbarie, establecida la sana Filosofía, mejorada la enseñan za y colocadas las Ciencias en su mayor perfección». De llevar adelante el Consejo la reforma emprendida, vaticanaban que los mismos auto res del ignominioso papel anti-Villalpando se avergonzarían, antes de pocos años, de haberlo escrito y aprobado. 46. AHNC /. cit., f. 121v. La crítica invocada tenía, por supuesto, poco que ver con la kantiana.
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