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F . DE VlLLALPANDO Y LA UNIVERSIDAD DE. 517 creyéndose, sin duda, Filósofos morales consumados con sola la lección del Larraga, o de otro Teólogo moral romancista» 45. En fin, todo el afán del papel de los comisarios se dirigía a «des­ cartar a los dos Autores propuestos por Va. Aa., y promover que se establezca eternamente la enseñanza por el Goudin, que es precisamen­ te todo lo contrario de lo que Va. Aa. desea y tiene establecido y man­ dado». Enfoque tan parcial del extracto se debía al espíritu de partido reinante en Salamanca, y a «la prepotencia de algunos Regulares, que tienen interés conocido en que se estudie Filosofía y Teología por los Autores de su Orden», prepotencia ante la que se doblegaron los mismos delegados de la universidad. 7. E l intento de Villalpando, aunque imperfecto, único en España Defendiendo no sólo la obra, sino la persona del P. Villalpando, los firmantes denunciaban el lenguaje empleado en un escrito público de una universidad al primer tribunal del reino, por indecoroso a ambos, y tan «injurioso al P. Villalpando, que ciertamente se horrori­ zarían aún los menos apasionados del honor de este Padre, si leen el papel con desinterés». Las lacras con que lo afean (partidario de he­ rejes, opuesto a la sana doctrina, propalador de máximas perniciosas a la Iglesia y al Estado, etc.), suscitarían en quien no lo conociera sinoa la luz de aquéllas, la sospecha de que se tratara de aquel Cris- pín a quien llamó Juvenal «monstrum nulla virtute redemptum a vitiis». El origen de declamaciones tan intemperantes no era otro que «la cólera y envidia, con que miran unas producciones» de un hombre que, destituido de los generosos auxilios dispensados por la universi­ dad a los autores de su futuro curso, 45. F. L a rra g a , Promptuario te theologia moral (Pamplona 1706), obra muv reeditada en los dos siglos siguientes. Sobre el nexo aristotelismo-cristianismo escribían: «Se valen también del pretexto de la Religión para atraer a su par­ tido a los ignorantes e incautos, usando de aquel sofisma tan conocido entre los Lógicos, intitulado non causa pro causa. La Religión, dicen, se mantiene, v se mantuvo pura estudiándose la Filosofía Aristotélica; luego a ésta se debe atri­ buir la permanencia. Pero no advierten que este sofístico modo de argüir, propio para seducir a solos los estúpidos, tiene contra sí esta patentísima retorsión: las herejías se mantuvieron triunfantes en Alemania mientras se enseñó la Fi­ losofía Peripatética; luego ésta es necesaria para sostenerlas» (AHNC l. cit.% f. 121).

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