PS_NyG_1982v029n003p0483_05190410

F . DE VlLLALPANDO Y LA UNIVERSIDAD DE. 485 2. En el claustro universitario, mayoría inmovilista El asunto sobre el estado del curso de artes salmantino llenó por completo el tiempo del claustro de 4 de diciembre, aplazándose unos días el relativo a Villalpando. El 7 tuvo lugar la primera de las ocho asambleas universitarias (de ellas, cinco claustros plenos y tres juntas) que se vería precisado a convocar Altamirano para tratar de la filosofía del capuchino. Puede afirmarse que ésta sería el foco de la atención de la universidad durante una gran parte del año siguiente. Abierto el debate, fueron emitiendo su parecer los 59 participantes, número muy superior a la media de asistencia a claustros. Hubo voces preclaras que se pronunciaron contra la consabida ru­ tina de nombrar una comisión para examinar los dos cursos de que hablaba la R. O., y en especial el de Villalpando, que se vio situado desde el primer momento en la línea de fuego. Pero triunfó por grande mayoría de votos la opinión contraria. Entre las primeras destacaron los dictámenes de Bernardo Zamora y Antonio de Alba, dos rompedores en pro de la filosofía moderna. Zamora dijo escuetamente: «Que se obedezca la Orden, cumpla y ejecute, y se elija a Villalpando». Alba expuso que defendería siempre la opinión de éste, como cristiano y, en cuanto a su admisión, votó que se hiciera sin pérdida de tiempo, «por mandarlo el Consejo, y no oponerse a Estatuto, y por ser el Con­ sejo el nuevo legislador; sin nombrar Comisarios que le revean». Buen número de quienes solicitaban que se nombraran, anticiparon que el autor elegido debería ser igualmente Villalpando; entre ellos estaban los miembros de la facultad de artes Tadeo Ortiz y Justo García. Otros alegaron que debería optarse por Villalpando, dada su calidad de connacional. Algunos aconsejaron que la comisión se abstu­ viera de toda crítica, dictaminando sólo acerca de la mayor utilidad. No faltó tampoco quien indicara no atañer a Salamanca la R. O., pues en su universidad se enseñaba ya la física por Musschenbroek y se ela­ boraba un nuevo manual de filosofía para toda la nación. Quizás para neutralizar al posible rival, Juan Martínez Nieto, co­ autor principal del proyectado curso salmantino, pedía se sometiera a comparación la obra del español Villalpando con las de los franceses asegurarme y hacerse ministros y ejecutores de la afectada jurisdicción», {ibid.. ff. 658 ss.).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz