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414 E . R ivera al proletariado. Pero al mismo tiempo es un duro reproche por ser el materialismo dialéctico un remedio ineficaz. Y por añadidura, teñido en sangre. Mas, a pesar de sus errores y de la sangre derramada, el desafío marxista está ahí. Y sería necio desentenderse de él. Constantino Ko- ser, con su responsabilidad de General de la Orden Franciscana, se hizo cargo de la situación mundial y constató el haberse despertado en los cristianos una viva conciencia de que era necesario poner reme­ dio a las injusticias de la hora presente. «Hemos de aceptar, afirma con decisión, que esta mentalidad es muy conforme al Evangelio en sus elementos básicos, y que es una de las cosas incomprensibles el que no fueran los cristianos los que primero descubrieran esto, sino que se despertaran a esta mentalidad empujados por no cristianos. Con todos sus deméritos, tiene en esto, sin duda, un gran mérito Carlos Marx. No que se acepte el marxismo, pero de allí vino un empuje muy grande que ha llevado, en su desarrollo, a esta mentalidad» 3. Ante estas citas autorizadas es obvio que nos preguntemos por la respuesta franciscana a este desafío marxista. Nikos Kazantzaki parece señalar un camino cuando hace hablar así a Fray Junípero: «E l pueblo tiene hambre. No tiene fuerzas para estar en pie. Que coma, primero, para readquirir fuerzas. Ni siquiera se da cuenta de que abusan de él; abridle los ojos. Dejemos un poco de lado el Reino de los Cielos, hermano Francisco, y ocupémonos del reino de la tierra. Por allí debe­ mos empezar. Esa es mi opinión»4. La propuesta de Fray Junípero de dar de mano, por el momento, al reino de los Cielos para atenernos al de la tierra ha venido a ser tentación de más de un cristiano en nuestros días. Ello sería dar el brazo al ideal marxista. Pero lo cree­ mos en esencial contradicción con la mentalidad franciscana. Entonces, ¿qué respuesta nos da ésta al mentado desafío del marxismo y a las exigencias de nuestra hora? Para exponer con mayor detención esta respuesta juzgamos oportuno desdoblarla en dos momentos. En el pri­ mero examinaremos cómo expone la respuesta franciscana el historia­ dor Karl Ipser. En el segundo haremos unas breves reflexiones perso­ nales sobre este tema, hoy tan acuciante, estudiado en clave fran­ ciscana. 3. El franciscanismo y su fuerza de atracción en el mundo de hoy, Valencia 1973, 174. 4. El pobre de Asís, Buenos Aires 1958, 148.

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