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San Francisco ante el desafío marxista en la construcción de la historia Las palabras con que N. Berdiaeff cierra su obra, Una nueva edad media, ponen al vivo el desafío de la concepción marxista de la histo­ ria a nuestro tiempo. Esta concepción ha logrado un triunfo parcial, pero inmensamente válido, en el gran pueblo ruso. Ante este triunfo el gran pensador citado hace esta su última reflexión: «E l pueblo ruso, de acuerdo con las particularidades de su espíritu, se ha ofrecido en holocausto a una experiencia que la historia desconocía... Pueblo apocalíptico, no puede realizar un reino humanitario de término me­ dio; no puede realizar más que la fraternidad en Cristo o la camara­ dería en el Anticristo. Si no hay fraternidad en Cristo, ¡que reine, pues, la camaradería en el Anticristo! El pueblo ruso ha planteado este dilema, con una potencia extraordinaria, al mundo entero» No ha sido este pensador el único que ha contemplado el inquie­ tante «hacerse» de nuestro mundo bajo el signo de la cruz o del mar­ xismo ateo. En España, J. M. González Ruiz ha percibido el acorde entre marxistas y cristianos en su aspiración a socorrer al pueblo necesitado. Pero igualmente hace ver el contraste entre los caminos que siguen unos y otros al realizarlo. Ante lo que él llama «nuestro reciente y tremendo pecado de ausencia por habernos replegado sobre nosotros mismos y habernos dispensado de inclinarnos sobre el hom­ bre proletario, que yacía en la cuneta de nuestros caminos», escribe textualmente: «Tuvo que venir un samaritano, que ahora se ha llama­ do Marx, Engels o Lenin, para inclinarse sobre el pobre malherido y ofrecerle los ineficaces ungüentos de su materialismo dialéctico de la historia» 2. Esto es un elogio a la praxis marxista por su acercamiento 1. Una nueva Edad Media. Reflexiones acerca de los destinos de Rusia y de Europa, 8.a ed., Barcelona 1938, 159. 2. Marxismo y cristianismo, Madrid 1962, 82.

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