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348 J uan J o sé H . A lonso ción tributada a Dios, el pensamiento de Williams se expresa de esta forma: El término «Worship», adoración o culto, reviste múltiples acep ciones pudiendo significar de forma genérica o bien la justicia o la corrupción de la Iglesia, el ministerio de la misma, o los servicios de la palabra, la oración, etc. En cuanto al ministerio de la palabra, R. Williams arguye: los ministros de Nueva Inglaterra, al ser elegidos y ordenados ministros en Nueva Inglaterra han de reconocer, sin posibi lidad de contrarréplica, que en aquel instante no eran ministros, no obstante su profesión de permanencia en un auténtico ministerio en Vieja Inglaterra, recibido bien a través del obispado o directamente del pueblo, como algunos preferían. ¿No es cierto, pregunta Williams, que si el ministerio y ordenación más recientes son auténticos los pre cedentes fueron falsos? Y si falsos, ¿no hay que concluir a la par que, siguiendo esta distinción, se ha roto la comunión, «Fellowship», con Dios? Y por la misma razón ¿esta comunión con Dios no seha roto también en las oraciones? Incluso en muchas otrasprácticas o ejercicios espirituales puede probarse esa ruptura con Dios. Pero, sobre todo, interesa resaltar que el pueblo de Dios, en el que se incluyen tanto el estamento jerárquico como el no jerárquico, ha ado rado a Dios en ocasiones con tal forma de culto que bien pudiera afirmarse que la comunión con Dios había sido rota y que, por el contrario, puede existir una adoración de Dios interna y secreta que sea verdadera aun cuando esté realizada en falsos ministerios de la palabra y del culto. Más aun, el pueblo de Dios puede vivir y morir en tales formas de culto a pesar de que la luz de Dios le haya ilu minado aunque no de forma capaz de convencerle en la interioridad y sinceridad de su corazón 176. En este contexto afirma Williams: «First, that Gods people, even the standard bearers and leaders of them (according to this distinction) have worshipped God (in their sleepy ig norance) by such a kind of Worship, as wherein fellowship with God is lost; yea also this it is possible for them to do, after much light is risen against such Worship, and in particular, brought to the eyes of such holy and worthy persons. Secondly there may be inward and secret fellowship with God in false Ministeries of Word and Prayer (for that to the eternall prayse of Infi nite Mercy beyond a word or promise of God I acknowledge) when yet 176 . Id., o . c ., 67 - 70 .
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