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L a tolerancia en el pensamiento de . 345 atribuyéndose los unos a los otros poderes fuera de sus específicas competencias, interpretando la ortodoxia en categorías absolutas de ley mosaica. R. William se pronunció con claridad sobre las cuestiones plantea­ das en esta obra, cuya importancia es obvia por ser el intento más primitivo y serio de una comunidad, la de Nueva Inglaterra, en busca de su identidad en un problema tal como la determinación de las ju­ risdicciones civil y eclesiástica. La solución de Williams al respecto es diametralmente opuesta a la de los dirigentes político-religiosos de Massachusetts, discurriendo por senderos vedados y peligrosos para los defensores oficiales de la ortodoxia. R. Williams, al contrario de sus adversarios que tratan de buscar correspondencias y relaciones en­ tre las jurisdicciones eclesiástica y civil, resuelve tajantemente el pro­ blema estableciendo un divorcio absoluto entre ambas jurisdicciones manteniendo las esferas de las mismas totalmente diferenciadas 17°. La publicación de The Bloudy Tenent supuso, como era de espe­ rar, una conmoción para el pueblo fervientemente puritano de Nueva Inglaterra y para quienes, como los presbiterianos de Inglaterra, con­ templaban en esta obra una amenaza, ampliamente argumentada de un orden nacional establecido, vinculado en gran medida a una Iglesia fuerte y unida. Como consecuencia el Parlamento ordenó que el en­ sayo fuera quemado bajo la acusación primordial de tolerar toda clase de religión m. Otros, en cambio, encontraban en él argumentos sufi­ cientemente sólidos en favor de una liberación de la conciencia fuerte­ mente oprimida y silenciada por el «establishment» eclesiástico. 2 . P e r s e c u c ió n r e l ig io s a : PROBLEMÁTICA Y EXPLICACIÓN Casi en los comienzos de The Bloudy Tenent, una vez pasadas algunas cuestiones introductorias y una serie de argumentos que se repetirán incesantemente a lo largo de la obra, aparece consignada la respuesta de J. Cotton a la argumentación de R. Williams, que nos 170. R oger W il l ia m s no fue el primero ni el único en defender la libertad de conciencia. Los Baptistas profesaron esta misma doctrina en una Confesión de fe, en el año 1611. La Hanserd Knollys Society ha publicado una colección de tratados sobre esta materia, aparecidos en Inglaterra entre los años 1614 y 1661. Entre sus nombres figuran los de Jeremy Taylor, Harrington y Milton. 171. Commons Journals, August 9, 1644. 7

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