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334 J uan J o sé H . A lonso la coherencia y mesura de The Bloudy Tenent, en la que se expresa de forma elocuente el principio fundamental de la libertad religiosa. Los historiadores que, en la línea de Parrington y de Ernst, in terpretan el pensamiento de R. Williams desde una vertiente eminen temente político-social descuidando su dimensión religiosa, son inca paces de explicar coherentemente el fenómeno del cuaquerismo en la vida de Williams a no ser calificándolo de un error craso de visión política en que cayó en los ya últimos años de su vida. Quienes par timos de su pensamiento religioso para interpretar su existencia no hallamos ningún contrasentido en este episodio, que, una vez más, y tal vez más irresistiblemente, pone de manifiesto el carácter calvi nista de un hombre en el que la Biblia y su doctrina determinan el sentido de su vida. Esta parte quiere probar esta verdad. Primera mente analizamos la polémica entre R. Williams y los cuáqueros para después proceder a las razones y comprensión de la misma. a) Roger Williams: su polémica con los cuáqueros Los cuáqueros o la Sociedad de Amigos, nombres por los que se conoce a esta secta, son un grupo de cristianos, originado en Ingla terra bajo el ministerio de George Fox, nacido en Drayton, Leices tershire, en el año 1624. Sus convencimientos religiosos les conduje ron a dar centralidad en sus vidas al poder y a la presencia del Espí ritu Santo, el único capaz de cambiar y santificar sus corazones, des cuidando, al menos parcialmente, los acontecimientos históricos como el nacimiento, milagros, sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo, en los que fundamentaban tradicionalmente la fe cristiana. Hacia el año 1655 los cuáqueros se extienden por el continente europeo, estableciéndose algunos en Holanda y siendo detenidos otros por los tribunales de la Inquisición en Malta, Roma o Hungría. Apro ximadamente por las mismas fechas llegan a América, al puerto de Boston, creando con su presencia y proselitismo numerosos proble mas. Su carácter en esta época del tercer cuarto del siglo xvn, al con trario de la imagen humanitaria y equilibrada que ofrecen en nuestros días, era fanático, inquieto y proselitista, capaz de escandalizar a los pacíficos y comedidos ciudadanos de aquel tiempo con prácticas como la de recorrer desnudos las calles proclamando su doctrina. Se com portaban como una de las sectas más escandalosas y agresivas, entre
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