PS_NyG_1982v029n002p0255_04110410

260 J uan J o sé H . A lonso ción eclesiástica de Nueva Inglaterra, no tanto por haberse adherido a las impurezas del papado romano y haberse alejado de la sencillez del Nuevo Testamento, cuanto por haberse aliado con los poderes civiles. Los jerarcas de Nueva Inglaterra del siglo xvm desconocen, asi­ mismo, por principio, al defensor de la cultura de aquella región en múltiples aspectos, tachándole de liberal y apasionado en un desprecio olímpico de su persona y su obra. La descripción que de él hace Cot­ ton Mather se conforma plenamente a esta imagen 5. Y ni siquiera la comunidad calvinista del siglo xix reconoce la insuficiencia de las pruebas presentadas contra la integridad intelectual y moral del fun­ dador de Rhode Island siguiendo un ininterrumpido camino de hosti­ lidad, unas veces y de indiferencia otras, hacia el defensor de las liber­ tades humanas. Hasta prácticamente el final del siglo x vm no aparece una inves­ tigación rigurosa que interprete de forma detallada y comprensiva la vida y la obra de R. Williams. Isaac Backus ofrece en este sentido un estudio sobre Williams en el que están ausentes las vaguedades e in­ correcciones de otros historiadores baptistas que lo enjuician desde una perspectiva netamente sectaria6. Durante todo el siglo xix — en el que se pone de manifiesto un movimiento anti-puritano— la imagen de R. Williams se proyecta ante el mundo con una carga excesiva de romanticismo. El apóstol de Nueva Inglaterra, no obstante las múltiples e importantes implicaciones, incluso fundamentaciones, teo­ lógicas de su pensamiento, aparece como el «profeta del mañana», el «defensor de la libertad de conciencia», el «enemigo irrefrenable» de la oligarquía puritana en el Nuevo Mundo, el «precursor» y defensor de las ideas liberales y modernas de nuestro tiempo. A decir verdad, esta versión liberal y romántica, sacada de una interpretación incorrec­ ta de los historiadores del siglo xix, como George Bancroft, entre otros, que observan la vida y la obra de R. Williams desde una óptica meramente política y social se ha mantenido vigente hasta bien entra­ do el siglo x x 7. 5. C. M ath er, Magnalia Christi Americana or the Ecclesiastical History of New England, 2 vols., Hartford 1820. 6. I. B ack u s, A History of New England with Particular Reference to the Denomination of Christians called Baptists, 2 vols., 2.a ed., Newton, Mass. 1871. 7. E . E a sto n , Roger Williams: Prophet and Pioneer, Boston and New York 1930; J. E r n st, Roger Williams: New England Firebrand, New York 1932; S. H. B rock u n ier, The Irrepressible Democrat: Roger Williams, New York 1940; J . Dos P a sso s, The Ground We Stand On, New York 1941; O . E . W in slow ,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz