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304 J uan J o sé H . A lonso era un pacto entre hombres en el que también se hallaba Dios. Al mismo tiempo la Iglesia se componía de los elegidos, de los santos que en la tierra se agrupaban para vivir la fe que en ellos había depo sitado el Espíritu. El sacramento de la Cena era el símbolo de la pre sencia de Cristo entre ellos y solamente los miembros auténticos, es decir, los elegidos, podían gozar de esta alianza de gracia. La Iglesia se convierte, pues, en la expresión externa del sacramento de gracia que Dios ha hecho con los hombres. Las implicaciones de esta concepción eclesial son múltiples y de índole diversa. R. Williams fue consciente de ellas. No sólo se tra taba de dar un sentido a los ritos eclesiales ni de determinar el acceso a los mismos. Estaba en juego la propia concepción de Iglesia que, según estas teorías, no se compartía por la Iglesia de Inglaterra, que prácticamente no se diferenciaba de cualquier institución humana. La alternativa de estos puritanos no era otra que la de abandonar la Iglesia Anglicana. Así lo hicieron. Pero antes de estudiar las huellas que produjo esta separación en R. Williams, volvamos de nuevo a recomponer el hecho histórico, interrumpido por esta digresión doc trinal. d) Los Independientes Los Independientes o Congregacionalistas que surgen como grupo religioso opuesto al Presbiterianismo son esencialmente puritanos que aceptan el sistema doctrinal de Calvino al mismo tiempo que rechazan la estructura de la organización eclesial. Mientras que los presbiteria nos adoptan un sistema de organización eclesial en el que la autoridad suprema reside en el consejo de ancianos o presbíteros, conferida no por el hecho de una elección sino por la garantía formal que deriva de la Escritura, los independientes no admiten ningún organismo ecle siástico superior a las congregaciones de los fieles, que forman por sí mismas una Iglesia autónoma, sobre la que la propia congregación ejerce la autoridad suprema. Para la mentalidad independiente resulta inviable una Iglesia nacional y una organización de la misma al estilo de lo establecido en Escocia por el presbiterianismo, conforme a los modelos que Knox y Melville habían traído de Ginebra. Ya en tiem pos de la reina Isabel había surgido una secta, capitaneada por Robert Brown, discípulo de Cartwright, que había llevado hasta las últimas consecuencias las teorías de su maestro. Afincado primeramente en
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