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L a tolerancia en el pensamiento de .. 301 condenaba asimismo cualquier invención humana que pretendiese obli gar la conciencia de los hombres a través de leyes e instituciones 78. La ascensión al trono de Jacobo I, sucesor de la reina Isabel I, agravó la situación político-religiosa. A pesar de haber sido educado en la fe calvinista bajo la tutela de Buchanan y de presumirse en él una orientación hacia una reforma religiosa más completa de su reino, el nuevo rey, hijo de la católica María Estuardo, evidenció su pensa miento en el tratado The True Law of Free Monarchies en el que la monarquía se concibe como un poder absoluto para legislar y aplicar las leyes sin que el soberano esté obligado a rendir cuentas a ninguna autoridad humana. Sus actuaciones correspondieron fielmente con su pensamiento como puede concluirse de las sesiones de Hampton Court, en enero de 1604-5, en las que se pone de manifiesto el divorcio entre el presbiterianismo escocés y la monarquía, y la lucha religiosa que, de alguna forma, había heredado su reinado se complicó y agrandó por diversas razones, apareciendo cada día con mayor claridad el abismo que mediaba entre un rey que entendía la libertad en términos de absolutismo y un parlamento, celoso de sus derechos e inclinado abier tamente hacia el puritanismo. La conclusión de todo esto fue la rup tura entre el parlamento y la corona. Carlos I no sólo continuó la línea trazada por su padre sino que incluso se consideró por encima de toda ley, arbitrando impuestos y deponiendo a jueces sin el consentimiento del parlamento. Los obis pos, por su parte, encabezados, por Laúd, aprobaron su conducta, y, no contentos con perseguir a los puritanos, pretendieron implantar de nuevo la doctrina y el ritual católicos, prohibiendo la lectura de las biblias de Ginebra y privando a los clérigos recalcitrantes de sus be neficios. Pero el puritanismo estaba latente en la conciencia del pueblo y todo un siglo de vivencia protestante hizo posible que, a través de la iniciativa de Escocia, a la que se pretendía suprimir su Iglesia nacio nal presbiteriana, no sólo los clérigos y los nobles sino todo el pueblo se uniese mediante tratados de alianza, «Covenants», para defender su fe. El manifiesto dirigido «to all good Christians in the Kingdom of England» dio el resultado previsto. A partir de aquí todos conoce mos la evolución de los hechos. En un principio, el parlamento, diri gido por los presbiterianos, de carácter moderado, se conformó con 78. Id., o . c ., 223 ss.
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