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L a t o l e r a n c i a e n e l p e n s a m ie n t o d e . 299 b) El hecho histórico del puritanismo Sea cual fuere la opinión que se mantenga respecto a la identidad y características originarias del puritanismo, es innegable que éste constituye la fuerza religiosa más viva e influyente en el pensamiento y la vida ingleses del siglo xvn después de la Reforma. Inglaterra, que había sido separada de Roma por la acción de Enrique V III, no fue reformada propiamente hasta que Eduardo VI no le concediera una confesión de fe protestante. María Tudor devolvió a la nación su fe católica. Fue Isabel I quien, en el compromiso de pactar entre los distritos rurales aferrados al catolicismo, y los de las ciudades, de talante protestante, optó por una solución media, el Anglicanismo, una especie de catolicismo reformado, sustentado en la estructura episcopal y en la supremacía real. Los protestantes que se opusieron a este compromiso, en su mayoría de ideología típicamente calvinista, recibieron el nombre de puritanos. Los puritanos, embebidos en el mundo del espíritu, no se preocu­ paron, en un principio, de las ideas políticas. Ellos eran los elegidos, los poseedores de la verdad divina, la única, contenida y explícita en la Sagrada Escritura. Su actividad era la lectura y la meditación de la Biblia; su aspiración, la posesión de la otra vida, anhelada en medio de un desprecio olímpico de los valores de este mundo. Desde esta perspectiva y apreciación de la realidad humana, sus primeros esfuerzos se centraron, lógicamente, en la abolición del ritual católico, dispuestos a morir por lo que ellos entendían ser la pureza del culto, obedeciendo a la voluntad de Dios y desoyendo la voz del soberano político. Del ataque al ritual se pasó a cuestionar la organización de la Iglesia Anglicana, resultando seriamente comprometida la institu­ ción episcopal. En este sentido, Thomas Cartwright, profesor de teo­ logía en Cambridge, declaró inválido todo tipo o forma de gobierno eclesial que no se ajustase a la institución apostólica, abogando por una estructura eclesial en forma de asambleas, elegidas de forma directa o indirecta por los propios fieles. Cartwright fue expulsado de la Uni­ versidad y, obligado a salir del país, marchó a Ginebra y de allí a Amberes y a Middleburg 71. 77. Cf. D. N eal , History of tbe Puritans, or Protestant Nonconformists, I, London 1837, 214.

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