PS_NyG_1982v029n002p0255_04110410

L a t o le r a n c ia en e l pen sam ien to d e . 285 duce la vivencia de una minoría cristiana en lucha contra las condi­ ciones adversas del mundo que le rodea, no servía a una ortodoxia puritana aferrada a la unión entre la Iglesia y el Estado. Roger W i­ lliams, en cambio, acudió al Antiguo Testamento empleando un mé­ todo hermenéutico, conocido con el nombre de «tipología». No pre­ tendemos decir que R. Williams fuese el único teólogo de la época que utilizase este método de interpretación bíblica. La mayoría de ellos, incluido John Cotton, usaron esta técnica, pero, en honor a la verdad pocos llegaron a las conclusiones de R. Williams. La tipología y su empleo en la exégesis se remonta a la época patrística y se extiende a través de la Edad Media en un intento de explicar el complejo problema — siempre presente— de las relaciones existentes entre las revelaciones del Antiguo y del Nuevo Testamen­ to, o lo que es lo mismo, de establecer una continuidad entre la fe de Abraham y la de la comunidad cristiana del momento pasando por Cristo. Con la tipología, todos los acontecimientos del Antiguo Tes­ tamento vividos por el pueblo de Israel se orientan y se explican a la luz del Nuevo. Todo en Israel advierte de la futura venida de Cristo. Jonás en el vientre de la ballena tipifica a Cristo; José, lo mismo; éstos son el «tipo»; Cristo, el «antitipo». Concebida de esta forma, la historia no es evolución sino repetición, no es desarrollo multidimensional sino profundización vivencial. Cristo es, por tanto, la pieza clave en la interpretación histórica. Todo lo que le antecede es irrelevante o a lo sumo tiene un valor «figurativo». Estos presupuestos hermenéuticos los aplicó R. Williams a todos los acontecimientos veterotestamentarios sin excepción. En concreto, los aplicó a aquellas secciones bíblicas relacionadas con la estructura religioso-política, de las que él concluiría el modelo de sistema reli­ gioso. Con otras palabras, la doctrina de la naturaleza de la Iglesia y, por consiguiente, de sus relaciones con el Estado en el pensamiento de Williams tiene una clara fundamentación bíblica. El aventuró que los castigos aplicados a crímenes religiosos durante la ley mosaica no son sino una prefiguración de los sufrimientos de Cristo y que ni la situación ni el sistema religioso del pueblo hebreo son transplantables y válidos para tiempos posteriores a la venida de Cristo. El sistema eclesial del pueblo judío no puede ser tomado como modelo literal para otras épocas. De aquí surgen como conclusión inevitable, la sepa­ ración de los poderes religioso y civil y la práctica de la tolerancia.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz