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L a t o l e r a n c i a e n e l p e n s a m ie n t o d e . 275 R. Williams partió para Inglaterra en junio de 1643. Cuando llegó a Londres, Inglaterra estaba sufriendo una de las contiendas más graves de su historia en el campo político y religioso que la man­ tuvieron convulsionada de 1640 a 1660 en los horrores de una guerra civil. El rey había sido vencido y depuesto. El sistema episcopal de la Iglesia Anglicana estaba prácticamente aniquilado y el puritanismo se alzaba triunfador, en espera del resurgimiento de una época de reforma. De hecho, el parlamento ordenó en septiembre de 1642 la disolución de la jerarquía episcopal en un afán de eliminar al angli- canismo como fuerza aliada de la monarquía y mantenerlo bajo su control. Sus intenciones eran claras: implantar un sistema religioso, indeterminado por el momento tanto en su doctrina como en sus estructuras, que sustituyese al anglicanismo y sirviese de aliado en sus pretensiones políticas. La gama de alternativas que se presentaban al Parlamento para conseguir sus propósitos era francamente reducida. Sin la ayuda de Escocia y de su ejército le hubiera sido imposible al Parlamento derrotar a Carlos I; por esta razón, se vio obligado a aceptar un sistema religioso, el presbiterianismo, como religión oficial del país en sustitución del sistema episcopal de Laúd, a cuya implantación se llegó mediante un acuerdo conocido por el nombre de «Solemn League and Covenant», que trataba de reducir al mínimo las diferencias reli­ giosas existentes entre las diferentes partes de la nación. El presbite­ rianismo se establecía así como religión oficial de Inglaterra de la misma forma a como lo fuera en Escocia. La imposición del presbiterianismo no fue aceptada por los secto­ res más liberales del puritanismo, a pesar de la inclusión en el «Co­ venant» de ciertas referencias bíblicas que permitían algunas prácticas culturales diferentes a las empleadas en el presbiterianismo. Para mitigar la disensión y estimular un acuerdo entre los distintos grupos religiosos el parlamento autorizó la convocatoria de una asamblea religiosa, la famosa Westminster Assembly, celebrada en Londres cuyas sesiones habrían de prolongarse por un período de tiempo superior a seis años. En la Asamblea se encontraban representaciones de las prin­ cipales confesiones religiosas, si bien desiguales en número. La ma­ yoría de sus miembros eran presbiterianos que trataban de imponer su religión en toda la nación y sus dominios, una religión basada en la doctrina calvinista y en un sistema eclesial formado por el cuerpo de presbíteros, sínodos y asamblea general. Había también un grupo

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