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L a t o l e r a n c i a e n e l p e n s a m ie n t o d e . 273 profunda de lo que él mismo hubiera podido imaginar. No se trataba solo ni principalmente de un incidente personal sino de una idea, de una doctrina, con repercusiones imprevisibles. Estaba en juego una concepción de Iglesia y una forma de gobierno. El propio R. Williams estaba tomando conciencia de este hecho. Pero, dejando a un lado esta reflexión, y volviendo al hecho de la huida de Williams de la ciudad de Salem, es casi seguro que el viaje se hiciese por mar, mo­ viéndose de un sitio a otro de la costa, intercambiando opiniones con las tribus nativas, de las que había aprendido la lengua y la cultura 27. Hacia junio de este mismo año R. Williams embarcó en su canoa, en Seekonk, para encontrar finalmente un lugar de descanso en la tierra de Rhode Island. Aquí comenzó la formación de una colonia, llamando a este lugar Providence, en agradecimiento a Dios que guiaba sus pasos. En marzo de 1639 R. Williams recibió el bautismo por inmersión, dando con ello plenitud a una tendencia baptista que se había hecho patente en su vida, tiempo hacía, en su afán de búsqueda de la verdad religiosa. El bautismo, la forma de gobierno y la doctrina conformaron la primera Iglesia Baptista en Providence, según los modelos estable­ cidos por Smyth y Helwys en Holanda. El bautismo se administró entre los miembros que componían la Iglesia por no recurrir a los Anabaptistas holandeses, con quienes existían ciertas diferencias de 27. «When I was unkindly, and unchristianly, as I believe, driven from my house, and land, and wife, and children, in the midst of a New England winter, now about thirty-five years past, at Salem, that ever... honored Gover­ nor, Mr. Winthrop, privately wrote to me to steer my course to the Narragansett Bay and Indians, for many high and heavenly and public ends, encouraging me, from the freeness of the place from any English claims or patents. I took his prudent motion as a hint and voice from God, and, waiving all other thoughts and motions, I steered course from Salem —though in winter snows, which I feel yet— unto these parts, wherein I may say P e n ie lthat is, I have seen the face of God». «I first pitched, and began to build and plant at Seekonk, now Rchoboth; but I received a letter from my ancient friend, Mr. Winslow, then Governor of Plymouth, professing his own and others love and respect to me, yet lovingly advising me, since I was fallen into the edge of their bounds, and they were loth to displease the Bay, to remove but to the other side of the water; and then he said I had the country free before me, and might be as free as them­ selves, and we should be loving neighbors together. These were the joint under­ standing of these two wise and eminently... Christian Governors, and others, in their, day, together with their counsel and advice as to the freedom and vacancy of this place, which in this respect, and many other providences of the Most Holy and Only Wise, I called providence».

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