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272 J uan J o sé H . A lonso éste no se retractó de ninguna de ellas. Al día siguiente se dictó sentencia contra él, obligándole a salir de la jurisdicción de sus opo­ nentes en el espacio de seis semanas. Los archivos coloniales conser­ van el decreto de destierro, que se expresó en los siguientes términos: «Whereas Mr. Roger Williams, one of the elders of the Church of Salem, hath broached and divulged new and dangerous opinions against the authority of magistrates; as also writ letters of defamation, both of the magistrates and churches here, and that before any conviction, and yet maintained the same without any retraction; it is, therefore, ordered that the said Mr. Williams shall depart out of this jurisdiction within six weeks now next ensuing, which, if he neglect to perform, it shall be lawful for the governor and two of the magistrates to send him to some place out of this jurisdiction, not to return any more without license from the court»26. Según cuentan los historiadores de Nueva Inglaterra, toda la ciu­ dad de Salem lloró la decisión de los magistrados al perder a un hom­ bre honrado y apreciado por sus cualidades humanas. Incluso sus ene­ migos le respetaron y admiraron por su piedad y sacrificio en el desem­ peño de su ministerio. Esto, no obstante, el permiso concedido a R. Williams para permanecer en Salem hasta la primavera, debido a sus achaques personales y al exceso de trabajo, fue interpretado por algunos como un signo de debilidad de la asamblea ya que, en su opinión, R. Williams no cejaría en sus intentos aprovechando cual­ quier oportunidad para propagar sus doctrinas. Los magistrados, can­ sados del caso y dispuestos a llevar a cabo sus criterios, enviaron una comisión a Salem con el fin de arrestar a Williams y enviarlo a In­ glaterra en un barco a punto de zarpar para este destino. Fue hacia mediados de enero del año 1636, en pleno rigor del invierno, cuando, advertido por John Winthrop de las intenciones del gobierno, R. Williams se dirigió hacia el sur para fundar una colonia a las orillas de la Bahía de Narragansett. Atrás quedaban recuerdos tenebrosos y largas horas de disputa. Concluía así una experiencia amarga vivida en la tierra puritana de Massachusetts. Existía además una intención decidida en R. Williams de olvidar conflictos ya pasados y de poner los mayores empeños en la formación de una colonia. A pesar de todo, la experiencia de este hombre había sido mucho más 26. Citado de R. A. G u ild , o . c ., 27.

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