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408 J uan J o sé H . A lonso de un personaje, inmerso en un proceso de aceleración histórica, que pretende combatir una crisis tanto personal como social desde la cen- tralidad de la fe y la Escritura. Todo es explicable tratándose de la densa y compleja personalidad del fundador de Rhode Island. El examen de su vida y de su obra marcó, poco a poco, el camino que habíamos de seguir en nuestra investigación percatándonos de la necesidad de interpretar el pensamiento de R. Williams desde una ver­ tiente, no política ni social, sino religiosa. La situación que Williams vivió en la Inglaterra del primer cuarto del siglo xvn , su esmerada formación teológica, los motivos de su emigración al continente ame­ ricano, sus actitudes frente a las Iglesias de Boston, Salem y Plymouth, la defensa de los derechos de los indios, sus disputas con J. Cotton y con los cuáqueros, su presidencia en Rhode Island, etc., nos abocaban imperiosamente a tal interpretación. Desde esta perspectiva religiosa, la idea de la tolerancia o la de­ fensa de la libertad religiosa aparecía con nitidez en los escritos volu­ minosos y tortuosos de R. Williams. El examen de la Escritura, la comprensión de la Historia en general y la propia experiencia demues­ tran, en opinión de Williams, que la persecución religiosa es, en últi­ ma instancia, una persecución al propio Cristo. Pero la tolerancia o la libertad religiosa derivan de principios reli­ giosos más fundamentales. La idea de un Dios, penetrado de incom­ prensibilidad, al que el hombre se aproxima con miedo y humildad; la concepción de un mundo que tiene como razón última de su exis­ tencia la providencia divina; las doctrinas del pecado original y de la depravación total del hombre; el atributo divino por excelencia, a saber, la soberanía de Dios que se corresponde con su providencia; la interpretación tipológica de la Escritura y otros pensamientos clave en la teología calvinista constituyen, generalmente hablando, los pila­ res sobre los que R. Williams construye el sistema de la tolerancia. Estas ideas clave que fundamentan la doctrina de Williams sobre la tolerancia pueden reducirse a dos: la soberanía de Dios y la concep­ ción sobre la Iglesia. La razón última de la tolerancia, piensa nuestro autor, estriba en la bondad absoluta de Dios, estrechamente vinculada a su soberanía, que, en un momento oportuno, puede infundir el arrepentimiento al hombre haciéndole pasar de la ceguera a la luz. Es decir, la tolerancia se hace necesaria hasta que Dios se digne revelar al hombre su verdad.

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