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394 J uan J o sé H. A lonso Tras este ministerio u oficio espiritual, derivado de Cristo Jesús, se rastrean tres grandes competidores que se concretan, según Wi­ lliams, en el Papa, en el magistrado civil y en aquellos que están divi­ didos en múltiples profesiones de fe. R. Williams dirige contra el Pontífice de Roma una de sus invec­ tivas más furibundas, tachándolo de Satanás, jactancioso y fingido Vicario de Cristo en la tierra, que se exalta a sí mismo sobre todo lo que se llama Dios y sobre las almas y conciencias de sus vasallos, e incluso sobre el espíritu de Cristo, sobre las Escrituras y sobre el propio Dios. Otros de los competidores a la corona de Cristo Jesús son los magistrados civiles, ya sean emperadores, reyes u oficiales estatales de rango inferior, que se consideran a sí mismos antitipos de los reyes de Israel y de Judá. Bajo esta categoría se cobijan tres grandes fac­ ciones, empeñadas todas ellas en la pugna por el poder. La primera de ellas es el episcopado que, por depender sus miembros tanto de los reyes, han sido calificados justamente de obispos-reyes. La segunda, el presbiterado, que utiliza al magistrado civil como a un ejecutor. La tercera es la facción de los llamados independientes, próxima a los obispos, que, más explícitamente que los presbiterianos, derriban la corona del Señor Jesús colocándola a los pies del magistrado civil 256. El último grupo de competidores al poder de Cristo Jesús se com­ pone de aquellos que, separados de los presbiterianos y de los inde­ pendientes, y divididos entre sí mismos en múltiples profesiones de fe, se aproximan más a la doctrina, santidad y paciencia de Jesús, no deseando el poder civil, sino confiando en la espada de dos filos del espíritu de Dios 257. Con estos presupuestos acerca de la naturaleza de los reyes de Israel y de Judá, se insiste en una serie de razones que tratan de probar que dichos reyes no pueden tener un antitipo si no es en el orden espiritual: 256. El juicio que Roger Williams emite aquí sobre los independientes pare­ ce ser más desfavorable de lo que ha juzgado la Historia posteriormente. Los contactos que Roger Williams tuvo en Nueva Inglaterra le indujeron a pensar en la escasa diferencia existente entre el presbiterianismo y el grupo de indepen­ dientes, ambos ansiosos por la posesión del poder civil. No obstante, hay que pensar en algunas ligeras diferencias entre ellos respecto a la libertad religiosa, como se deduce de la Asamblea de Westminster. Remitimos a lo referido en el apartado: John Cotton y R oger Williams: P os­ turas ante la tolerancia. 257. R. W i l l ia m s , The Bloudy Tenent of Versecution, 347-52.

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