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366 J uan J o sé H . A lonso Is 2, 4 y Miq 4, 3 A idéntica conclusión se llega partiendo del análisis de Is 2, 4 y de Miq 4, 3. R. Williams está de acuerdo con J. Cotton al admitir que ambas escrituras testimonian la forma en que las naciones serán sometidas a la obediencia de la fe en el evangelio, no con armas hu­ manas sino con la palabra y el espíritu de Dios, y el semblante pací­ fico y misericordioso que debe caracterizar a los convertidos al cris­ tianismo; pero difiere al afirmar, en oposición a J. Cotton, que tales contenidos están reñidos con la persecución y violencia civiles que pueden ejercerse contra los llamados lobos del rebaño de Cristo 203. Hch 20, 29 Para explicar más abundantemente su doctrina R. Williams re­ curre a los Hechos de los Apóstoles (20, 29), tratando de determinar el significado exacto del término «lobos», utilizado en la compara­ ción. Tal término no ha de entenderse, dice, en un sentido literal ni hace referencia a los perseguidores del rebaño de Cristo, cuales los emperadores romanos o los magistrados sometidos a su poder, sino que con él se designan «such as amongst themselves should speake perverse things, as many Antichrists did, andespeciallyThe Anti- christ» 204. Tales personas pueden no transgredir la pazcivil y, por tanto, no incurrir en el castigo del poder temporal, no obstante su condición de «lobos» rabiosos desde el punto de vista espiritual. El encargo del apóstol Pablo de vigilar a tales personas no se dirige a los magistrados de la ciudad de Efeso sino a los ancianos y ministros de la Iglesia de Cristo en aquella ciudad, a los que el mismo Cristo dotó de armas místicas y espirituales. Su autoridad es espiritual y en todo momento es injustificable la doctrina de la persecución de los he­ rejes (correspondiente al término «lobos») que trata de confundir a Cristo con un rey temporal y a su Reino con el de este mundo 205. 2 Cor 10, 4 Es ésta otra cita escriturística aducida por R. Williams en defensa de la libertad de conciencia. Ante ella se había pronunciado J. Cotton 203. Id., o . c ., 139-41. 204. Id., o . c ., 141-2. 205. Id., o . c ., 141-6.

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