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L a t o l e r a n c i a e n e l p e n s a m i e n t o d e . 361 La cizaña entendida en la parábola por Cristo Jesús son los idó­ latras anti-cristianos, opuestos a los auténticos cristianos, la buena semilla del Reino. — Los ministros o mensajeros del Señor Jesús deben dejar crecer la cizañana en el mundo y no tratar de arrancarla a través de la ora­ ción o profecía antes de la cosecha final. — La tolerancia con respecto a la cizaña en el campo del mundo ha de ejercerse no para injuriar sino con miras al bien común, incluso el bien de los buenos, de los hijos de Dios 196. Mt 15 , 14 El pasaje escriturístico que R. Williams examina a continuación es el de Mat 15, 14 en el que Jesús insta a sus discípulos que dejen a los fariseos, escandalizados por la predicación del Maestro, porque «son ciegos que guían a otros ciegos y si un ciego guía a otro, los dos caerán en el hoyo». El mandato de Jesús a sus discípulos de no ofenderse por la actuación de los fariseos ni de mezclarse en sus asuntos no aparece, en opinión de Williams, como ordenanza de Dios o de Cristo en orden a que los discípulos recurriesen para que el Magistrado civil cum­ pliese su deber. En el caso de que existiese un mandato divino según el cual los magistrados civiles estuvieran obligados a juzgar en causas espirituales o cristianas, como luchar contra la herejía o defender la fe cristiana, los discípulos y el mismo Cristo Jesús hubieran tenido que actuar evitando todo mal ulterior y haber puesto el caso en manos de los magistrados, incluso cuando éstos fueran ignorantes, malvados y hasta contrarios a la doctrina de Jesús. Por otra parte, si el propó­ sito de Dios hubiera sido implantar la doctrina y el reino de su Hijo de esta forma, también hubiera establecido poderes temporales y ma­ gistrados competentes en las comunidades, ciudades y reinos. El ma­ gistrado civil, a pesar de que en Is 49, 23 se hable de que Dios sus­ cita en todos los tiempos reyes y princesas, no está investido de pode­ res espirituales sino siempre sujeto a la Iglesia y a sus censuras, aunque en el aspecto civil esté sobre ella. «Truth. I answer (to passe by his assertion of the privacie of the Apos- tles) in that the Lord Jesús commanding to let them alone, that is, not 196. Id., o . c.f 118. 8

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