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358 J uan J o s é H . A lonso y elegido a su Iglesia. El mundo, dominado por el Maligno, es seme­ jante a un desierto o a un gran mar en el que conviven innumerables bestias, como son los idólatras, fornicadores, avarientos, etc. La Igle­ siano puede ser confundida indiscriminadamente con aquellas cuatro clases de terreno —que significa el corazón del hombre— en el que el sembrador arroja la semilla de la palabra del Reino; su naturaleza no admite en sí otra clase de terreno que no sea el bueno y honesto y su misión consiste en cultivarlo debidamente y no preocuparse de otros terrenos no-convertidos que nunca formarán parte de ella a no ser que medie la fuerza del poder civil, cosa que no aparece en la parábola, que conduce a una forma de religión prácticamente coinci­ dente con una vida sin religión. «In the former Parable the Lord Jesus comparedthe Kingdome of Hea­ ven to the sowing of Seed. The true Messengersof Christ are the So­ wers, who cast the Seed of the Word of the Kingdome upon foure sorts of ground, which foure sorts of ground or hearts of men, cannot be supposed to be of the Church, nor will it ever be proved that the Church consisteth of any more sorts or natures of ground properly, but one, to wit, the honest and good ground, and the proper worke of the Church concernes the flourishing and prosperity of this sort of ground, and not the other unconverted three sorts, who it may be seldome or never come neare the Church unlesse they be forced by the Civill sword, which the patterne or first sowers never used, and being forced they are put into a way of Religion by such a course, if not so, they are forced to live without a Religion, for one of the two must necessarily follow, as I shall prove afterward»192. Una vez demostrado que la cizaña no se confunde con las doc­ trinas erróneas, ni con las prácticas perversas ni siquiera con los hipó­ critas albergados en el seno de la Iglesia verdadera, R. Williams trata de probar que aquélla no significa otra cosa que cierta clase de peca­ dores, a saber, los falsos adoradores, idólatras, y en particular, propia­ mente los anti-cristianos. El versículo 38 del capítulo 13 del evangelio de Mateo, comenta Williams, manifiesta patentemente que la cizaña son aquellos pecado­ res, opuestos a los hijos del Reino. Según Mt 8, 12, siempre en la interpretación de R. Williams, el Reino de Dios es coincidente con la Iglesia visible de Cristo Jesús y los hijos del Reino, amenazados a 192. Id., o . c ., 105-6.

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