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356 J uan J o sé H . A lonso with perverse and evill doctrines labour spiritually to devoure the flocke, and to draw away Disciples after them, whose mouthes must be stopped, and yet no camall force or weapon to be against them, but their mis- chiefe to bee resisted with those mighty weapons of the holy Armoury of the Lord Jesus, wherein there hangs a thousand shieldes, Cant. 4» 188. En el pensamiento de R. Williams aparece claro que el significado del término «cizaña» no se corresponde ni con el de «doctrinas» ni con el de «prácticas» por una doble razón. En primer lugar, porque la interpretación expresa de Cristo indica que la buena semilla son p ersonas, identificadas con los hijos del Reino, y que la cizaña se confunde también con personas, los hijos del Maligno (Mt 13, 38). En segundo lugar, porque es inconcebible que las doctrinas o prác ticas erróneas tengan que ser toleradas, como lo fueron por algún tiempo las observancias judías, hasta que los ángeles recojan la cose cha al final de los tiempos. ¿Cómo es posible, arguye Williams, equi parar una situación judía con una situación eclesial actual —aquí no se hace referencia al Estado civil— y concluir de ello la permisividad hasta el fin de los tiempos de prácticas supersticiosas, como la obser vancia cuaresmal y otros ritos parecidos de la Iglesia Católica? Con miembros de la Iglesia de Cristo que, bajo el engaño de Satanás, se arrodillan en la Cena del Señor, observan la Navidad o cualquier otra práctica papista, se ha de ejercer unalto grado de comprensión para sacarlos de su error 189; pero no se justifica que tales personas sean recibidas en las Iglesias de Cristo y mucho menos que la tole rancia respecto a ellas deba continuar hasta el fin de los siglos. «I willingly acknowledge, that if the members of a Church of Christ shall upon some delusion of Sathan kneele at the Lords Supper, keep Christmas, or any other Popish observation, great tendernesse ought to bee used in winning his soule from the errour of his way: and yet I see not that persons so practising were fit to be received into the Chur ches of Christ now, as the Iewes weake in the Faith (that is, in the 188. R. W il l ia m s , The Bloudv Tenent of Persecution, en The Complete Writings of Roger Williams , III, New York 1963, 99-100. 189. Las objeciones de los puritanos a estas prácticas de la Iglesia de Roma derivan fundamentalmente de su concepción sacramentaría, según la cual el Sa cramento, el de la Cena del Señor en concreto, de tiempos apostólicos no se ajustaba al de los tiempos presentes por haberse introducido una serie de ritos, nacidos a raíz de la noción de transubstanciación, contrarios, en definitiva, a la propia esencia de la Cena del Señor.
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