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EL CÁNTICO DEL HERMANO SOL 185 — El Pobrecillo hace un pacto de especial amistad con el hermano halcón que tenía su nido en el monte Alvernia. El halcón lo despertaba puntualmente cada mañana cantando y haciendo ruido. Pero si el santo había pasado una mala noche o se encontraba excesivamente fatigado o enfermo, lo avisaba más tarde, hacia la aurora, «pulsando suavemente la campana de su voz». — Las hermanas golondrinas, parlanchínas y alborotadoras, no de­ jan oír la voz del predicador poeta. El santo les pide que, por favor, no alboroten tanto. Y las golondrinas le obedecen. — Las hermanas alondras gozan de una especial predilección de Francisco porque constituyen un modelo para el fraile menor: visten el hábito pardo, son alegres y bulliciosas, son alegres y se elevan al cielo en un éxtasis de luz y de remansada paz. Las hermanas alondras acudieron en bandada el día de la muer­ te de Francisco para celebrar con su más inspirado repertorio de canciones el triunfo del hermano cantor. — El «mínimo y dulce Francisco de Asís» hizo las paces entre el «hermano lobo» y los habitantes de Gubio... 7. E l « h e r m a n o l o b o » f ir m a l a p a z El relato de Las Florecillas es evocador y fas­ cinante. Es como un aire fresco de maravilla y de leyenda que impresiona la sensibilidad y proclama la esperanza. Se ha discutido mucho sobre la historicidad de este pasaje. Lo incues­ tionable —al margen del género literario— es la verosimilitud y la densidad humana de la florecilla. Tratándose de Francisco lo maravi­ lloso es un ingrediente normal en su biografía. Hizo cosas mucho más increíbles que conver­ tir al lobo terrible y feroz en el «hermano lobo». El cuadro ha sido inmortalizado por los artistas y poetas. Rubén Darío compuso un hermoso y vibrante poema que se ha hecho popular: «L os motivos del lobo». Rubén ha descubierto el tem-

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