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EL CÁNTICO DEL HERMANO SOL 183 de su mundo y de sus designios. El famoso «cun» no es ni «compañía, nicompartición, ni mediación». Es sólo corte y música de fondo. Quien importa es Cristo, centro metafísico y cordial dela existencia de Francisco. — Lashermanas criaturas no son instrumentos pasivos, sino que gozan de autonomía en las divinas alabanzas, puesto que «todas las criaturas que están bajo el cielo sirven, conocen y obedecen a su modo a su Creador mejor que tú». ¡Qué originalidad y qué belleza! 6. C omunión con l a s « h e rm a n a s c r i a t u r a s » No hace falta recurrir a la anécdota legendaria. Los documentos históricos son tan abundantes y expresivos que se impone una labor de poda y selección. Francisco ama a las hermanas cria­ turas con un amor como jamás se había visto. Esta opinión queda rubricada por la convicción unánime de los amigos del santo de Asís que son todos los que lo conocen por dentro. Las relaciones de Francisco con las criaturas constituyen una ver­ dadera «comunión», cargando el término de toda su fuerza humana y de su dimensión mística. No es la contemplación profana del esteta puro. No es tampoco esa especie de sentimentalismo difuso del poeta que se refugia en la soledad. No es una efusión de signo panteísta. Es un encuentro de mutua comprensión en lo profundo del ser creado. Francisco entiende el lenguaje de las avecillas y se confía a ellas con la seguridad de que es comprendido. Es una sensación cierta y gozosa de saber que ama y es amado. Y es, ante todo, la experiencia de un mismo origen y de un mismo destino compartidos. Los testimonios son significativos, tanto en su visión de la natu­ raleza como en su comportamiento ejemplar. Veamos cómo piensa y cómo actúa: «Se goza en todas las obras de las manos del Señor, y a través de tantos espectáculos de encanto intuye la razón y la causa que les da vida. En lo hermoso reconoce al Hermosísimo... Por las huellas im-

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