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SAN FRANCISCO, DESDE LA HISTORIA. 145 Patris son óbice para esto nos la da el hecho de no existir ninguna declaración pontificia que directa o indirectamente vede la enseñanza de la filosofía escotista, que, según entiendo, sigue dándose como siem­ pre en los conventos de la Orden del Seráfico Patriarca» 22. Esta larga cita nos dice que aquí ya no entra sólo en juego su alta estima y valoración de lo franciscano. Su franciscanismo se trueca en algo de su propia vida al ver cómo le da un apoyo firme en su camino intelectual de buscar la verdad «venga de donde viniere», aunque esta verdad no se encuentre, ni «formaliter», ni «eminenter» en Santo Tomás, como respondía irónico al P. Fonseca. Con estos recuerdos del pasado no se intenta resucitar polémicas muertas, y bien muertas. Las mentamos por cuanto nos revelan la fe franciscana de este gran sabio que supo superar «las revueltas aven­ turas intelectuales que forzosamente corre en nuestros tiempos todo espíritu investigador y curioso con el tesoro de su fe», impregnando su mente de un hondo sentido franciscano. El cordón de San Fran­ cisco que ciñe la estatua yacente de su sepulcro en la catedral de su patria chica, Santader, no es un mero adorno de los despojos mortales de su cuerpo. Fue antes un ceñidor espiritual de las vivencias de su profunda alma religiosa. II.— «PAZ SIN GUERRA» EN SAN FRANCISCO SEGUN MIGUEL DE UNAMUNO Cualquiera que se haya iniciado en la lectura de las obras de M. de Unamuno habrá regustado en la primera de sus novelas la pro­ funda paz que reina en la intrahistoria del pueblo en medio de los avatares de una guerra. Unamuno la titula Paz en la guerra. Describe en ella la batalla civil de su pueblo de Bilbao en 1874, en los días de la tercera guerra carlista. El personaje de esta novela es el pueblo que sigue tranquilo en su vida cotidiana, pues su fondo intrahistórico permanece quieto entre el ir y venir de los sucesos, las opiniones contrarias y los encontrados intereses. Unamuno vivió de niño esta vida callada y silenciosa al tiempo que a su lado explotaba una granada, lanzada desde la vecina línea de fuego 23. 22. La Ciencia española, II (Ed. Nac., t. 59), Santander 1953, 244-245. 23. Esta novela se halla en Obras completas, II (Ed. Escelicer), Madrid 1967, 89-301. Citamos las obras de Unamuno por esta edición. 10

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