PS_NyG_1982v029n001p0137_01650410

SAN FRANCISCO, DESDE LA HISTORIA. 159 necesidad de com er»53. Esta debiera ser la actitud del estudiante, siguiendo el ejemplo de San Francisco. Tiene que atender a las exi­ gencias vitales, pero no puede dejarse llevar de ellas, so pena de caer en una situación ambigua. Este recurso a San Francisco para poner en relieve la necesidad de la ascesis y renuncia, sin pesimismo alguno corporal y sólo por exigirlo el auténtico vivir humano, es una prueba tangible de cuánto tenía en la mente Ortega la figura de San Francisco como expresión de una vida espiritual, serena y equilibrada. 2.° A n t e e l p r o b l e m a e c l e s i a l d e la c u l t u r a , hoy E l Vaticano II ha querido ser un aldabonazo a la conciencia refle­ xiva de los pensadores católicos ante el desafío actual. Uno de los aspectos primarios de este desafío es la asimilación de la gran cultura moderna. Hace tres siglos la Iglesia perdió en Europa la dirección intelectual que ha ido a manos laicas 54. Con este agravante que ya se ha hecho notar por expertos: no sólo no ha dirigido las mentes pre­ claras en los últimos siglos, pero ni siquiera las ha seguido de cerca, perdiendo en algún momento hasta el contacto con las mismas. Esto, que ya es verdadero respecto de la Iglesia en general, se agrava en la española. Así lo percibió y lo criticó duramente Ortega. Parece in­ creíble que éste comente, en 1927, la obra exegética de R. Bultmann desde el método histórico de las formas — die formgeschitliche Me- thode— . Y que sólo bastantes años más tarde se haya comenzado a conocer este método en nuestros medios de formación eclesiales. Se explica entonces que Ortega haya podido escribir estas líneas alec­ cionadoras: «Nunca he podido comprender cómo falta en España un núcleo de católicos entusiastas resuelto a liberar el catolicismo de todas las protuberancias, lacras y rémoras exclusivamente españolas que en aquél se han alojado y deforman su claro perfil... Pues tal y como hoy están las cosas, mutuamente se dañan: el catolicismo va lastrado con vicios españoles, y, viceversa, los vicios españoles se amparan y fortifican con frecuencia tras una máscara insincera de catolicismo. Como yo no creo que España pueda salir decisivamente al alta mar de la historia si no ayudan con entusiasmo y pureza a la maniobra 53. Sobre el estudiar y el estudiante, en O. C.} IV, 547. 54. Es ya clásica sobre el tema la obra de Paul H azard, La crisis de la conciencia europea, Madrid 1941.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz