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REFLEXIONES EN TORNO AL CÁNTICO. 109 En el sentido del Dios de la Fenomenología, esto es, del innomi nable, del Trascendente sin contorno ni figura alguna, de un Dios difuso y diluido, va la interpretación rígida del autor de la frase de San Francisco de que «ningún hombre es digno de mentar su nom bre». Y lo interpreta de tal manera que ninguna alabanza ni ninguna acción del hombre con respecto a E l le alcanza, hiere o le puede afec tar. Todas las actitudes y acciones del hombre para con el Trascen dente caen, en el fondo, en el vacío. Y de tal manera ello es así que Francisco deja de alabar directamente a Dios para convertirse a una alabanza de las criaturas de Dios: el sol, la luna, etc. La Trascenden cia de Dios es, pues, absoluta; y esto en sentido exacto y estricto. La consecuencia de esta comprensión de Dios como absolutamente Trascendente 15 es que Francisco encuentre un sustituto del Trascen dente absoluto (y aquí ya se acerca a Jung-Freud) en dos direc ciones que son, por supuesto, solidarias: una vez, en la dirección de que Dios es el término del polo en el interior de la estructura deside- rativa del alma de Francisco, polo subjetivo en el horizonte del movi miento vertical del espíritu de Francisco, pero que no es el Trascen dente de la Fenomenología ni puede ser su reverso. Por el contrario, este polo subjetivo del hacia donde se estira el deseo es un momento constitutivo de la «psiché». «E l "Altísimo” , escribe el autor, que es también el "omnipotente y buen Señor” , aparece aquí como el polo supremo del alma, como aquello que moviliza y orienta todas las ener gías de adoración y de alabanza del alma» 16. En otra dirección simétrica, dada la simetría entre la «psiché» y el «cosmos» 17, se encuentra el carácter de las criaturas el sol, la luna, etc., que son imágenes y símbolos en sí, esto es, no en cuanto son creadas por Dios. Son «símbolos del Trascendente» por sí y desde sí en una dirección de comprensión ejemplarista de las cosas, diríamos. La consecuencia es: el hombre puede prescindir ya, una vez que ha tomado conciencia de que el Trascendente es absolutamente inacce sible, por una parte y, por otra, que el polo supremo del deseo del alma es polo sujetivo y que las cosas son «símbolos», puede prescindir, 15. Hay una ambigüedad patente en Leclerc al determinar si el «Altísimo» se comprende en el sentido del Trascendente de la Fenomenología o en el sen tido de la Psicología profunda, esto es como polo interno de la «Psiché», pero que no rompe el círculo de la interioridad «versus» un fuera. 16. L ec lerc , Cantique, 55. 17. L ec ler c , citando a Ricoeur, en 49 s.
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